entrevista

François Ozon: "Cuando tienes 17 años te crees inmortal"

Director de 'Joven y bonita'

El director François Ozon, la semana pasada en Madrid.

El director François Ozon, la semana pasada en Madrid.

NANDO SALVÀ / Barcelona

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En su nueva película, 'Joven y bonita'el director francés François Ozon (París, 1967) lleva a cabo una exploración sensual y provocativa de la adolescencia a través del retrato de una joven parisina de familia acomodada que vende su cuerpo a extraños. El director de 'Swimming pool' y 'En la casa' no entiende de crisis financieras o creativas: trabaja sin parar a ritmo de una o dos películas al año.

-Sus primeros cortos y largometrajes hablaban de gente joven y a partir de 'Bajo la arena' (2000) empezó a centrarse en personajes más maduros. Pero con En la casa (2012) y ahora con Joven y bonita ha regresado a la adolescencia. ¿Por qué?

-Echaba de menos hablar de ella, y hacerlo a mi manera. Me molesta que el cine se empeñe en idealizar la adolescencia y contemplarla con nostalgia, porque mis recuerdos de esa época están llenos de dolor, dudas, ansiedad y confusión. En lugar de sentimentalizar la adolescencia he querido mostrarla como un periodo psicológicamente convulso y lleno de agresividad, durante el que necesitamos ponerlo todo a prueba, desde los límites de la autoridad a los de nuestro propio cuerpo.

-Pero, ¿no es la actitud de Isabelle (Marine Vacth) algo extrema como para ejemplificar la juventud actual?

-Yo creo que el cine debe ser excesivo y romper moldes. De todos modos, Joven y bonita habla de una chica especial, no he querido usarla para hacer definiciones generales ni ofrecer explicaciones sociológicas sobre lo que ser joven significa. Se trata de un viaje interno en busca de una identidad. Isabelle se prostituye, pero en lugar de eso podría ser anoréxica, o tomar drogas, o suicidarse. Es joven y está llena de violencia, pero no sabe cómo expresarla.

-¿Cree usted que la juventud es intrínsecamente bella?

-Probablemente. Es una cuestión hormonal: cuando tienes 17 años nada te da miedo y todo te parece posible. Te crees inmortal y te pones en determinadas situaciones sin entender lo peligrosas que pueden llegar a ser. Esa osadía nos hace bellos. Además, en los cuerpos adolescentes aún existen rastros de la infancia, como esa piel inmaculada y lechosa en la que tan bien se refleja la luz.

-Suele decirse que ser adolescente es cada vez más difícil. ¿Está de acuerdo?

-Las redes sociales lo complican todo, es cierto. Ahora la gente joven está constantemente vigilada y sometida a examen. Hay mucha presión sobre ellos. Fíjate en la virginidad, por ejemplo: en mis tiempos las chicas la veían como algo sagrado que debía protegerse, y hoy se supone que debes liberarte de ella cuanto más joven mejor.

-Tras la presentación de Joven y bonita en el Festival de Cannes, usted provocó una gran polémica al afirmar que «la fantasía de muchas mujeres es ser prostitutas». ¿Realmente lo cree?

-Como cualquier director, yo preferiría no dar entrevistas, pero nos hemos convertido en vendedores de nuestras propias películas, y es un proceso peligroso. Por ejemplo, Joven y bonita evita deliberadamente explicaciones psicológicas y sociológicas, pero luego me veo obligado a hablar de la película y ofrecer respuestas. Y resulta que una simple palabra en una conversación recibe más importancia que la película misma. Solo para aclarar las cosas, diré que la fantasía es una herramienta necesaria para el desarrollo intelectual de cualquier persona, y que por definición las fantasías no aspiran a ser satisfechas. Que de niño fantasees con matar a tus padres no te convierte de mayor en asesino, y yo soy la prueba de ello.

-¿Cómo espera usted que la gente reaccione ante la película?

-En la primera proyección que hicimos de la película había algunas madres entre el público, madres de chicas de 15 y 16 años, y recuerdo que justo al acabar la película todas ellas llamaron a sus hijas para decirles cosas como: «¿Qué haces esta noche? ¡Veámonos mañana!». Si la película sirve para que padres e hijos hablen entre sí, yo encantado.

-Señor Ozon, su ritmo de trabajo es asombroso. ¿Nunca ha pensado en pisar el freno?

-¿Por qué iba a hacerlo? Muchos directores sufren cuando ruedan, pero para mí es como jugar con muñecas. Ojalá pudiera filmar tres películas al año.