UN TÁNDEM DE LEYENDA

La cima del jondo

La mágica unión del tocaor y Camarón de la Isla duró 10 años, que han sido considerados como la época dorada del flamenco

Paco de Lucía y Camarón de la Isla, en los años que grabaron discos juntos.

Paco de Lucía y Camarón de la Isla, en los años que grabaron discos juntos.

N. M.
BARCELONA

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El encuentro entre Camarón de la Isla (San Fernando, 1950-Badalona, 1992) y Paco de Lucía marcó uno de los grandes giros e hitos en la historia del flamenco. Publicaron  una decena de discos para la posteridad, rompieron con la ortodoxia mairenista de la época y lograron que los jóvenes y que un público ajeno al género se interesaran por sus genialidades. Los dos mitos del flamenco moderno se unieron en el tiempo para acrecentar sus leyendas.

El compositor y arreglista Joan Albert Amargós tuvo oportunidad de trabajar con ambos. Y ayer recordó lo mucho que se admiraban mutuamente. «'No hay nadie como Camarón', me decía Paco. 'Nadie tiene su afinación, su registro de voz. Y es tan bueno con los agudos como con los graves'». Amargós recordó el día que le llamaron para que fuera a Madrid a ver lo que el cantaor preparaba. «Al llegar al estudio, como había un piano, empecé a tocar unas falsetas que Paco conocía muy bien. Allí se unieron a mí. Aquella noche no grabamos: 'No os vayáis, con lo a gustito que estamos'», relata que rogaba el cantaor a todos los presentes.

La alianza Paco de Lucía-Camarón duró 10 intensos años (entre 1967 y 1977). La época dorada del flamenco. Cuando el jondo se globalizó. Y muchos se apropiaron de sus ritmos, como símbolo de una música de raíz que fluye como el agua.  Como símbolo de pasión.

El tocaor explicó así el motivo del éxito que cosecharon juntos: «Mi sueño siempre fue ser cantaor, mientras que el de Camarón fue ser guitarrista». Juntos supieron sacar lo mejor del otro.

El reclamado percusionista Tino di Geraldo, que también conoció a los dos, explica que se introdujo en el flamenco con Diego Carrasco y luego con Manolo Sanlúcar. «No sabía ni qué era una bulería cuando empecé a grabar flamenco. El primer cajón que toqué fue con Sanlúcar, para su Tauromagia. Y cuando trabajé con Camarón, no era consciente de lo importante que era», aseguró ayer el músico, que participó en el superventas Soy gitano.

«No me daba cuenta. Lo intuía, pero no era consciente. Me he ido enterando después. Para mí Paco de Lucía y Camarón son los más grandes. Y ahí, en lo más alto, seguirán siempre -subraya-. No creo que se pueda igualar este dúo. Superar ese nivel, ese carisma que alcanzaron, es imposible. A lo mejor surge alguien que se aproxime a ese toque. Alguien que se parezca a ese cante. Pero son un techo. Nadie puede sobrepasar eso».

Los dos formaron un tándem que ni siquiera el triste episodio que propició el conflicto de los derechos de autor (tras la muerte del añorado cantaor) pudo ensombrecer. «Cuando se murió Camarón me fui. He estado dos meses pensando en él cada día, sufriendo y con una tristeza inmensa», explicó De Lucía en 1992, después de suspender su gira.

Entre la pena y la sacudida, alivia imaginarse el feliz reencuentro de estos genios del flamenco. Para retomar viejos proyectos. Para embarcarse en nuevas e inverosímiles aventuras.