EL PERIODISTA FRANCÉS FICCIONA CÓMO FUE TRAICIONADO EN 'RETORN A KILLYBEGS'

El topo que espiaba a sus amigos

Sorj Chalandon se pone en la piel del infiltrado británico en el IRA Denis Donaldson

Traicionado 8 El periodista y escritor Sorj Chalandon.

Traicionado 8 El periodista y escritor Sorj Chalandon.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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A Sorj Chalandon se le cayó el mundo encima en diciembre del 2005. Después de 20 años cubriendo como reportero para Libération el conflicto de Irlanda del Norte, su fuente privilegiada, el amigo con quien tomaba cervezas y al que invitaba a casa cuando él venía a París, el exmiembro del IRA y dirigente del Sinn Féin Dennis Donaldson, confesó ser un topo. Por triplicado: de la odiada policía del Ulster, del Ejército británico y de los Servicios Secretos de Su Majestad. «Era un compendio de todo lo que tienen de bueno los irlandeses. Humor, inteligencia y ganas de ponerse en peligro. Y de repente, ese militante extraordinario, amigo y padre admirable, se convirtió en un enemigo», recuerda. Y esa herida aún no ha sanado.

A intentar cerrarla ha dedicado dos libros, Mi traidor (2008) y Retorn a Killybegs (2011). Pero aún es incapaz de hablar de ello sin que le salten las lágrimas, como sucedió la semana pasada durante la presentación del libro en el Instituto Francés de Barcelona. O sin abordar ese recuerdo a través de la ficción, modificando edades y circunstancias personales y utilizando personajes ficticios para poner distancia. En Mi traidor se convirtió a sí mismo en Tony, el amigo francés del ficticio topo Tyrone Meeham. En Retorn a Killybegs, Gran Premio de Novela de la Academia Francesa, que ha traducido al catalán Edicions de 1984 sin que haya proyectos para una versión al castellano, se pone en la piel de Tyrone. No es periodismo, no es ensayo. Es literatura. Pero sobre todo la catarsis de una hombre «herido». «No escribí este libro para perdonar a Denis, ni tampoco quiero entenderlo. Lo escribí para seguir mi camino, para cerrar por fin su tumba y hacer que mi rencor se apague».

Chalandon no sabe por qué Denis espió para los británicos. En el libro, quiere pensar que lo hizo creyendo que «contribuía al proceso de paz». Pero quién sabe. «Cuando iba a su casa me decía que allí no hablásemos de cosas serias, que no era seguro. Y íbamos a dar vueltas en coche por el barrio... (largo silencio de Chalandon) ...luego supe que había puesto dos micrófonos en su coche». La última vez que se vieron, en una fiesta del Sinn Féinn, Denis Donaldson ya sabía que estaba a punto de ser descubierto. Había algo raro en el ambiente. «Al despedirse, me cogió y me dijo. 'Te quiero'... y no sé si era verdad. ¿Un traidor es traidor en todo momento?»

¿Por qué?

En el libro, el militante del IRA está marcado por los malos tratos de su padre. Pero eso no es un argumento para buscar explicaciones a la actuación de Denis Donaldson. «Ese padre es mi padre. Para poder encarnar al traidor tenía que encontrar una herida que fuese mía», confiesa el autor, en otro de los muchos momentos en que se hace en silencio en la sala.

Cuando Donaldson tuvo que autoinculparse en público solo dijo que había empezado a trabajar con los británicos en un momento vulnerable. Y estos lo entregaron como prenda en el proceso de paz. Una vez descubierto podría haber quedado bajo la protección del Reino Unido.  «Pero volvió a su casa, a esperar que lo matasen». Lo hizo al cabo de cuatro meses el IRA Auténtico.

Chalandon cree que como periodista actuó de forma profesional. Pero en su vida personal, dice, siempre ha preferido «beber una cerveza bajo la bandera irlandesa que bajo un retrato de la reina de Inglaterra». Tampoco es neutral cuando se le pregunta por el conflicto vasco («si quieres la paz, hay de hacerla con tu enemigo; no hay otra opción que hablar con ETA») y por el independentismo catalán («me parece que es un proceso democrático formidable»).