entrevista

Robert Redford: "Hollywood tiene una obsesión con la juventud"

Actor de 'Cuando todo está perdido'

PAZ MATA / Los Ángeles

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Del ídolo femenino de Descalzos por el parque al hombre castigado por las tormentas del mar y de la vida de Cuando todo está perdido han pasado 47 años. A lo largo de este tiempo, Robert Redford (Santa Mónica, 1936) nunca se prestó al juego de Hollywood. Siempre fue una suerte de outsider, un hombre que consiguió hacer las cosas a su manera como director, productor, activista político y fundador del festival de cine de Sundance. Precisamente en este conoció al director J. C. Chandor y de ese encuentro surgió el drama de supervivencia Cuando todo está perdido, que llega hoy a los cines.  Redford interpreta a un navegante en solitario cuyo velero  choca con un contenedor a la deriva. Con el casco del barco dañado, sin radio ni GPS que funcione, el viejo marinero se deberá enfrentar a la muerte aferrándose cada vez más a la vida.

-¿Cuál fue su reacción al leer el guion?

-Me sorprendió encontrar algo que me hiciera volver a mis raíces, cuando hacía teatro en Nueva York en los 60. Pasé de actuar a dirigir y producir, y a crear el Sundance; y no fui consciente de que eso me apartó de mi amor por la actuación. Este proyecto me pareció muy original, una verdadera experiencia cinematográfica que no depende de los efectos especiales ni del diálogo. Ha sido extraordinario.

-Extraordinario ha debido de ser prepararse el personaje con un diálogo tan minimalista, sin apenas palabras, ni más actores que usted.

-Sí, ha sido casi como hacer cine mudo. De hecho, es lo que más me atrajo de este proyecto. Me pareció muy osado, muy valiente por parte de J. C. Chandor, que es un director con una fuerte visión de la historia que quiere contar. Esta es su película y yo no he sido más que un actor al servicio de su idea. Solo he seguido todas sus indicaciones.

-¿Hubo improvisación por su parte? 

-Sí, un poco. Mi experiencia haciendo esta película fue muy parecida a la de mi personaje en el sentido de que he navegado pero no soy un experto marinero. J. C. (Chandor) sí lo es y escribió un guion cuidadosamente diseñado para el personaje.  Yo debía tener algunos conocimientos del barco y sentirme cómodo en él, pero solo hasta cierto punto, porque el personaje no es un experto marinero, lo cual quiere decir que cuando las cosas se ponen mal no sabe muy bien qué hacer y debe improvisar, leer manuales y revisar cosas deprisa y corriendo. Tampoco es un superhéroe, que es lo que vemos en muchas películas y da mucho rendimiento al negocio de la taquilla, pero a mí lo que me interesaba era el aspecto realista de la historia.

-Señor Redford, háblenos de la parte física de su interpretación, el hecho de estar en continuo contacto con el agua. Usted tiene 77 años.

-Esa fue la parte más difícil. La gente no sabe que esta película se ha hecho con un presupuesto muy bajo y que por ello hubo que ahorrar en todo, sobre todo en tiempo. No había tiempo para hacer una escena mojado y esperar a secarme para hacer otra. Prácticamente estuve mojado durante todo el rodaje, lo cual llega a ser muy irritante y difícil, porque la ropa te pesa más, los zapatos tienen mucha agua dentro y psicológicamente eso te va afectando.

-¿Le sorprendió que, a su edad, contaran con usted para hacer una película en la que está sometido a mucha acción?

-Sí, claro que me sorprendió, porque en Hollywood hay una obsesión con la juventud y los que ya no son tan jóvenes se esfuerzan por aparentar que lo son y cada vez es más difícil reconocerlos (risas). Yo me limito a ser como soy. Si me ofrecen algo que me gusta, lo haré, y si no me ofrecen nada, pues trabajaré en otro sitio donde la edad no sea un obstáculo,

 

-¿Se ha visto en alguna situación en la que haya tenido que usar su instinto de supervivencia?

-Sí, he vivido situaciones en las que mi instinto de supervivencia ha sido puesta a prueba. Mi experiencia es que, cuando las cosas se ponen mal, tienes dos opciones: entrar en estado de pánico o tratar de tomártelo con toda la calma posible para salir del paso.

-¿Tiene miedo a la muerte?

-En algún lugar de mi mente se esconde, seguramente, el miedo a la muerte, pero como es inevitable, tengo dos opciones: vivir con ese miedo y no disfrutar de la vida o reírme un poco de la muerte,  jugar con ella, tratar de apartarla y vivir la vida con intensidad. Yo, la verdad, prefiero esta segunda opción...

-¿Diría que con la edad se ha hecho usted mucho más sabio?

-Por supuesto, a mi edad no te queda más remedio. Cuando tienes 20 años solo te preocupas de tirar para delante. Con la edad te vuelves más filosófico y miras al pasado con otros ojos, con una perspectiva que no tenías de joven. Te das cuenta de dónde te has equivocado, te arrepientes de ciertas cosas, aprendes a aceptar otras, incluso a ti mismo, y a contentarte con la vida. Eso, pienso yo, es sabiduría.

 

-¿Qué le ha enseñado la vida con respecto al amor y la felicidad?

-Que la felicidad es efímera, que viene y se va, que no es permanente, a menos que tomes algún tipo de drogas que, sinceramente, no conozco. La vida es una continua serie de altibajos. Hay momentos de mucha alegría y otros de profunda tristeza; ambas cosas son parte de la vida. Yo disfruto de los buenos momentos, pero no espero que duren para siempre.