LA ENTREVISTA

Gaspar Hernàndez: «Mi gato me ayuda a encontrar adjetivos»

Cinco años, un retiro en el Empordà y 500 folios descartados después, el director de 'L'ofici de viure' de Catalunya Ràdio presenta 'La terapeuta', una novela sobre la ansiedad.

Gaspar Hernàndez,en el Hotel Casa Fuster, uno de los escenarios de su nueva novela,el pasado lunes.

Gaspar Hernàndez,en el Hotel Casa Fuster, uno de los escenarios de su nueva novela,el pasado lunes.

NÚRIA NAVARRO

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Tiene ademán de lama. Los ojos rasgados y la sonrisa beatífica del que ha descubierto cuatro verdades como puños. Gaspar Hernàndez (La Vall d'en Bas, 1971), director del programa L'ofici de viure de Catalunya Ràdio y premio Josep Pla por El silencio, tiene la virtud de detectar los males del espíritu y darles impulso literario. Ahora propone La terapeuta (Planeta / Columna), una novela psicológica sobre la ansiedad centrada en la relación de dependencia entre un actor y su psicóloga.

-¿La sociedad está tan enferma psicológicamente como asegura usted?

-Más de lo que nos creemos. Los años de crisis han producido un gran nivel de sufrimiento subterráneo. En las consultas catalanas, el mayor problema que se presenta es la ansiedad. Y la ansiedad es miedo. Un miedo que puede ser interno, a no dar la talla; o externo, que es esa impresión general de que llega el apocalipsis.

-Pero cuando uno pasa necesidad, no está atento a su yo, ¿no?

-Nunca en la historia se había dado tanta importancia al yo como ahora. Hay jóvenes de familias trabajadoras que dan mucha consideración a su presencia en Facebook. Proyectan en la red un yo ideal que nunca alcanzarán, y eso también genera ansiedad.

-No es partidario de las redes sociales.

-Soy el primero que estoy en Facebook y Twitter, ¿eh? Pero te hacen vivir instalado en una irrealidad.

-¿Nadie  está a salvo, entonces?

-Lo están quienes tienen una sabiduría innata, los niños y la gente con una mirada inocente.

-Apuesto a que los inescrupulosos de las finanzas duermen tan panchos.

-Conozco a muchos empresarios que funcionan con tranquilizantes o ahogan la ansiedad en alcohol.

-¿Usted ha sufrido ansiedad?

-La sentí a medida que iba escribiendo La terapeuta. Soy autoexigente. Me peleo para que la página sea perfecta, sabiendo que no lo lograré. De hecho, rompí unos 500 folios que daba por definitivos. Y mientras escribía fui experimentando los síntomas del protagonista, el actor Hèctor Amat.

-Él se enamora de su terapeuta.-El 90% de los pacientes se enamoran de su psicólogo, como le ocurre a Toni Soprano después del ataque de ansiedad mientras prepara una barbacoa. ¿Por qué? Porque los psicólogos ya son de las pocas personas que escuchan. Y lo hacen con empatía.

-Sin embargo, es más barato comprar un cojín rojo. ¿Usted lo tiene?-La terapia Gestalt recomienda descargar la rabia en el cojín. Lo tienen muchas psicólogas. Yo no.

-¿Pastillas al canto...?-Solo para parar el golpe. En mi opinión, se recetan demasiados tranquilizantes. Una estadística revela que en las autopsias se encuentran más psicofármacos que aspirinas.

SEnDLa libertad es vivir sin miedo. Una forma es aceptar que la vida a menudo tiene planes distintos a como nos la habíamos imaginado. Si la queremos controlar, aparece la ansiedad. Es mejor dejar que la vida fluya.

-Pues ya me dirá qué hacemos.

-¿Usted imaginó la vida que tiene?

-Siempre me imaginé escribiendo y teniendo una cierta acogida.

-Y eso que empezó ejerciendo de periodista político.

-Tenía ganas de dejar la política porque me obligaba a juzgar a los otros. Pero le estoy agradecido, porque por su culpa me volví espiritual.

-Va, venga, juzgue un poco. ¿La clase política necesita el diván con urgencia?

-Le hace falta ver la realidad con las luces largas. Ser más espiritual.

-Este tipo de afirmaciones le sitúa a usted en una perspectiva... ¿femenina?-Sería más fácil hablar en términos de «españoles y catalanes», de «Messi y Cristiano», ¿no? Lo mío incomoda un poco. Pero, uno de los motivos que me llevó a escribir sobre la ansiedad fue que mi barbero, al que le doy poco trabajo, me dijo: «Tus temas no me interesaban, hasta que creí tener un infarto, fui pitando a urgencias y me dijeron que solo era ansiedad».

-¿Los libros son terapéuticos?

-Freud habla de las cualidades terapéuticas de los escritores rusos. A mí la buena literatura, todo el arte, me da alegría. ¡Soy un mitómano de Saul Bellow! Hasta el punto de visitar sus escenarios y tener manuscritos suyos.

-Pla fumaba para encontrar adjetivos. ¿Qué hace usted?

-Mi gato me ayuda a encontrar adjetivos. Se llama Cheever, en homenaje a John Cheever. Él era alcohólico y a mi gato le gusta el whisky. Me hizo compañía durante mi aislamiento en el Empordà para escribir la novela. H