REGRESO DE UNA INSTITUCIÓN POP
Depeche Mode, en su ceremonia de éxitos
El grupo viajó de los 80 a la mística de 'Delta machine' en el Sant Jordi
Una audaz, sobre el papel, mezcla de oscuridad y éxitos, de lentitud electrónica e himnos de largo alcance, mostró sus poderes anoche en un Palau Sant Jordi con pista y gradas llenas, rondando las 18.000 personas. Es la conocida fórmula de Depeche Mode en su fase adulta, aunque un poco extremada, con sus contrastes más acentuados, debido a la cadencia pausada, de influjo bluesístico, que luce su último disco, 'Delta machine', lanzado la pasada primavera.
Hace mucho que Depeche Mode se situó en esa categoría en la que, haga lo que haga en cada nueva obra, la cita a una determinada selección de hitos pretéritos es forzosa. Anoche, las canciones procedentes del período que va de Black celebration (1986) hasta Songs of faith and devotion (1993) aportó el tronco central del repertorio. Y como maniobras de distracción, loables aunque de impacto desigual, tuvimos cinco canciones de Delta machine. Empezó por Welcome to my world, que abrió la sesión con ritmo ceremonioso para dar paso a otra pieza nueva, Angel, que avanzó a golpe de pesado ritmo electrónico hasta despegar en su crescendo con maneras épicas.
Expectación silenciosa en el Sant Jordi, que estalló en júbilo al reconocer las primeras notas del melodrama místico de Walking in my shoes. Dave Gahan, que entró bailando en escena y dando vueltas sobre sí mismo, pie de micro en mano, hizo de Dave Gahan en su versión pos-Violator: atuendo icónico (chaleco, tatuajes) y modos de vedette cabaretera. La rock star que vino del frío synth-pop. Escenario desnudo, pequeña pasarela, tres pantallas de vídeo.
'CROONER' MARTIN GORE / Alternando materiales, el grupo, con Martin Gore, Andy Fletcher y dos adjuntos a los teclados y batería, pasaron de Precious (cita al disco Playing the angel) y Should be higher (con numerito de Gahan en la pasarela) a las cartas seguras de Black celebration y Policy of truth. Gore tuvo un generoso momento crooner cantando, un poco engolado, la bluesística Slow con el único apoyo del piano; una cuña reposada que siguió, en el mismo formato, con el rescate de But not tonight, rematado con falsete. De ahí a Heaven, pieza nueva un poco afectada pero de sugerente majestuosidad, ya con el grupo al completo en escena.
Cambio de tempo brusco. conveniente para reactivar al público, con Behind the wheel, robusta postal electrónica de aquel Music for the masses (1987). En adelante, Delta machine se esfumó y, exceptuando la repesca de A pain that I'm used to (canción del 2005), aquello comenzó a cobrar aspecto de bacanal de éxitos. Tremenda toma de A question of you (en la pista, un cartel con la leyenda ¡Temazo!), y exhibición de Gahan digna de Mercashow. Y la marcial de Personal Jesus, camino de una tanda de bises que avanzó a través del electro-pop de Just can't get enough (la pieza más antigua, de 1983) y las robustas I feel you y Never let me down again. Mística bluesística del delta, sí, pero al final, por supuesto, ganaron los hits.
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