Ingeniero musical

Jordi Savall abre el festival con 'Mare Nostrum', un diálogo musical que tiende puentes entre diferentes culturas

Jordi Savall, artista invitado de la 16ª Fira de la Mediterránia, inaugura hoy la muestra.

Jordi Savall, artista invitado de la 16ª Fira de la Mediterránia, inaugura hoy la muestra.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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El diálogo con otras culturas, ese intercambio de pareceres tan necesario como difícil en determinadas ocasiones, ha sido un puntal sobre el que Jordi Savall (Igualada, 1941) ha basado su dilatada carrera. Hay numerosos discos del célebre violagambista y director que dejan patente la riqueza surgida del cruce de culturas. El intercambio entre ellas, desarrollado durante siglos a ambos lados del Mediterráneo, inspiró Mare Nostrum, cuya interpretación en directo en el Teatre Kursaal (21.00 horas) inaugura esta noche la 16ª Fira Mediterrània de Manresa.

Savall, artista invitado este año, completará su presencia en la muestra con un concierto de viola dedicado a la música celta, un documental y una conferencia. «Me hace mucha ilusión participar en un festival como este, que va más allá de la clásica. Ello te permite conectar con un público con otras sensibilidades», explica a este diario. Para el célebre músico la falta de conexión actual entre España y Catalunya es inquietante. «Habrá que entenderse porque no hay otra solución. Cerrar puertas no conduce a nada. La esencia de la política consiste en dialogar y buscar soluciones», recuerda. Nombrado por la Comunidad Europea en el 2008 embajador para el diálogo intercultural, Savall considera que es vital para tender puentes entre España y Catalunya. «La clave del diálogo radica en respetar y aceptar la diferencia. No hay que tener miedo a hablar y ni a dejar que la gente se exprese», explica cuando se le pregunta por el derecho a decidir.

Savall comprueba a diario el interés que despierta en el extranjero el pulso entre la Generalitat y el Gobierno central: «Para mí es difícil de explicar, sobre todo si dispongo de poco tiempo. Y hasta me crea una contradicción porque yo provengo de una familia de Gandía y, como soy músico, me siento como en casa en Barcelona, Granada, Santiago de Compostela, Venecia o París», reconoce. «Pero allí donde voy la gente celebra sus tradiciones porque en el mundo cada uno ha de poder ser él mismo, respetando a los demás. El problema surge cuando se quiere imponer una única manera de ser. No se puede ignorar la realidad».

Savall seguirá intentando tender puentes con su música entre los pueblos ya sean los del Mediterráneo, un mar de luto por la muerte de inmigrantes, o los de la península ibérica: «A Rajoy le recomendaría que escuchara cualquier música ya sea castellana, andaluza, gallega, catalana pero también judía y árabe, para que entienda que la historia es un movimiento perpetuo... Como decía Voltaire, sin sentimiento no tenemos memoria y sin memoria no hay espíritu».