FANTÁSTICO

Mitología con chistes Thor: El mundo oscuro

Mitología  con chistes Thor: El mundo oscuro_MEDIA_2

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Alan Taylor

En Thor (2011), el hijo de Odin debía derrotar a unos gigantes de hielo. En El mundo oscuro, debe someter a unos elfos. No es lo mismo, pero es igual: un héroe enfrentado a un tarado de saldo que busca la aniquilación masiva. Añádanse a esa premisa vaivenes entre reinos de leyenda y almacenes abandonados londinenses, entre tragedias divinas y gags sobre politonos, y el resultado es una fantasía boba, ruidosa y a menudo impenetrable, sobre todo cada vez que alguien empieza a escupir disparates seudocientíficos propios de una serie B de los años 50.

Por otra parte, el director Alan Taylor acierta al poner el énfasis en la relación entre Thor y su hermano Loki -que, de nuevo, se apropia de la película con su afectación mitad shakesperiana mitad camp-, y al orquestar un sentido del humor inconfundiblemente inspirado en Joss Whedon --el director que mejor ha perfeccionado la fórmula Marvel: destrucción + chistes-. Gracias a ese enfoque frívolo, casi no se nota lo mucho que se parece la película a La comunidad del anillo -en su mitología- y La guerra de las galaxias. Episodio 1:  La amenaza fantasma -en su urbanismo extraterrestre-, la poca tensión dramática que genera y lo pedestres que a ratos lucen los efectos especiales -el prólogo es como la intro de un videojuego, el clímax recuerda a un episodio de Doctor Who-. Al final, El mundo oscuro es indudablemente entretenida pero, si Marvel piensa seguir estrenando una de estas películas cada pocos meses, no estaría de más que se lo curren un poquito

más. NANDO SALVÀ