EL RESTO DE LA SECCIÓN OFICIAL

Jarmusch seduce con su lectura del mito vampírico

JUAN MANUEL FREIRE

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De visiones del mito vampírico hemos ido sobrados en los últimos años, pero pocas como la de Jim Jarmusch, el clásico del cine indiePresentada ayer a concurso, Only lovers left alive presenta al vampiro como una figura rock y romántica, desesperadamente romántica, cuyo lugar en el mundo parece cada día menos claro. Tilda Swinton y Tom Hiddleston (el Loki de Thor) encarnan a esos últimos amantes vivos, un matrimonio centenario con pasión por la música y la literatura que trata de sobrevivir espiritualmente en el mundo de los zombis (así nos llaman a nosotros, los humanos). Mia Wasikowska encarna con gracia extrema (ese momento tocando la batería) a una joven vampira, hermana del personaje de Swinton, tentada por el feísmo actual: ella descarga la música, le da igual oírla o no en vinilo.

Hacia el final llega algún acontecimiento dramático, pero el filme de Jarmusch es, ante todo, el retrato íntimo (sin sobresaltos) de unos personajes a disgusto con el siglo hasta el que han llegado, además de una oda a Detroit y su música, con parada incluida en la casa donde se crió Jack White, de The White Stripes. Deliciosa y atípica de principio a fin, absolutamente jarmuschiana.

Al lado de Only lovers left alive, el resto de películas proyectadas ayer a concurso palideció como un zombi bebido por Tilda y Tom. Sobre todo Gallows hill, de Víctor García, un thriller sobrenatural en el que actores decentes (Peter Facinelli y Sophia Myles) tratan de defender como pueden un guion indefendible.

'THRILLER' CÓMICO' / Más estimable pero tampoco redonda, Big bad wolves, de los israelís Aharon Keshales y Navot Papushado, es un thriller cómico sobre el tenso interrogatorio al que podría ser el asesino de una niña. La música está demasiado presente y la segunda parte de la historia resulta algo forzada. Sea como sea, Big bad wolves resulta bastante preferible a la estadounidense-indonesa The philosophers, que naufraga en su intento de conjugar las enseñanzas filosóficas con la excitación fantasiosa (demasiado efecto infográfico barato) y aventurera. J. M. F.