Presidente del Patronato del Liceu

«Los mecenas han de participar más en el Liceu»

Joaquim Molins, ayer, junto a la entrada principal del Gran Teatre del Liceu.

Joaquim Molins, ayer, junto a la entrada principal del Gran Teatre del Liceu.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Joaquim Molins (Barcelona, 1945), exdiputado en Madrid y exconseller de Comerç i Turisme y de Política Territorial i Obres Públiques, concedió ayer las primeras entrevistas desde que fuera nombrado presidente del patronato del Liceu en el mes de marzo. Su mensaje es optimista. Las pérdidas acumuladas en los últimos años se saldarán con un crédito de seis millones. Confía en la promesa de las administraciones de un mayor compromiso futuro y en Roger Guasch, nuevo director general que desde ayer trabaja en el coliseo en busca de la fórmula mágica que permita hacer temporadas de división de honor con presupuestos ajustados.

-¿Por qué ha tardado tanto en hablar?

-Primero quería aterrizar y después se me echó el tiempo encima. Después vivieron los problemas: las vacaciones, el ERE y algo inesperado, la salida de Joan Matabosch. Coincidió con un vacío de poder porque ya no había director general. Si no tenía soluciones que ofrecer, muy poca cosa podía decir. Y hallarlas no era fácil porque en el Liceu hay cuatro administraciones implicadas y reunir el patronato ha costado.

-¿Quería asegurarse antes del compromiso de las administraciones con el coliseo?

-Había que explicarles la realidad y tomar el pulso a todo lo que pasaba aquí tras haber  tomado una decisión muy dura como la del ERE. He podido comprobar hasta qué punto ha marcado profundamente el teatro. Un ERE es difícilmente compatible con mantener la calidad de los músicos. Me encargaron sacar adelante el Liceu con menos dinero pero ofreciendo ópera de calidad. Cuadrar esto no es sencillo. Los ERE responden a una emergencia pero, pese al ahorro económico, el coste no compensa. De ahí que les pidiera cambiar de estrategia con un plan general que prepara Roger Guasch, el nuevo director, y un plan de mecenazgo.

-A diferencia de Guasch, otros rechazaron el cargo por considerar poco atractivo el sueldo. ¿Teme que esto ocurra con los candidatos a director artístico?

-Nos puede pasar. El Liceu no ha de pagar todo lo que le pidan esos divinos que se creen con derecho a cobrar fortunas. Hay unas proporciones razonables que no es válido traspasar. Y esa norma se aplica a cualquier contratación, sea el director general, los cantantes o los directores de escena, que hoy en día son las grandes estrellas que se hacen pagar lo que no está escrito. Nosotros tenemos unas limitaciones. Guasch cobra lo mismo que cobraba Marco, y no lo que recibía al principio, sino el sueldo más reducido por la crisis.

-¿Es posible mantener la calidad artística con poco presupuesto y estar en la división de honor?

-Estar en la división de honor y cerrar dos meses al año no es compatible. Ahora habrá que demostrar que hay otras salidas, porque somos capaces de hacer ópera de la misma calidad y con el mismo número de funciones que en el 2008 pero nos costarán 10 o 12 millones menos. ¿Por qué? Porque hemos hecho cambios orgánicos, administrativos, hemos firmado convenios que permiten la flexibilidad en el trabajo.

-¿Qué presupuesto necesita el Liceu? Hoy es de 39,5 millones.

-Para hacer actividad el próximo julio y no cerrar necesitaremos algo más de un millón más. Llegar hasta los 40 o 41. Para el año siguiente deberíamos contar con 43 o 45. Pero para eso habrá que mirar la letra pequeña de todo con el director general.

-De él depende la externalización...

-Hay muchas cosas de gestión previstas en el nuevo acuerdo colectivo que aún se han de aplicar: desde la coherencia salarial hasta las externalizaciones. La organización flexible de los ensayos ya funciona.

-¿Qué cambios realizará en el Consell de Mecenatge?

-Desde 1994 no se ha tocado el reglamento y solo figuran quienes aportan a partir de 130.000 euros, y de esos habrá una quincena. Pero el Liceu tiene 127 mecenas, entre ellos aquellos que aportan 3.000 euros al año, los mecenas individuales. Me conviene mucho que toda esta gente participe en el consejo, que aporten ideas y que se sientan llamados a aportar cosas en la solución del problema económico del Liceu. Que ayuden: que no sea yo el único de quien huyen todos mis amigos porque no hago más que pedirles dinero.

-¿Cuál es el déficit del Liceu?

-Si se refiere a las pérdidas acumuladas de los últimos tres años, las que han agujereado la caja, ascienden a más de cinco millones, casi al crédito que hemos solicitado de seis millones.

-¿Es optimista de cara el futuro?

-No soy masoca. Si he aceptado este cargo sin cobrar es porque podemos salir adelante. Este es mi deber con la sociedad. Para cerrar el Liceu, no vengo. Confío en que podremos seguir haciendo un gran producto y que quienes les gusta la ópera, como a mí, podremos disfrutarlo.