EL VIAJE DE UNOS ALEGRES OKUPAS DE LAS ARTES ESCÉNICAS

Comediants, 40 años de luz

IMMA FERNÁNDEZ
BARCELONA

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De crío, a Joan Font, alma y fundador de Comediants, su padre le contaba que las hogueras de San Juan, en su Olesa de Montserrat natal, se celebraban por él. «Los vivía con mucha ilusión», recuerda. La llama prendió y aquellos fuegos festivos serían años después una de las marcas distintivas de una de las compañías teatrales más prestigiosas del mundo. Fuego, alegría y sol mediterráneo. La aventura de 40 años llevando la fiesta escénica a las calles y plazas de todo el orbe llega ahora a las salas con el documental Comediants, amb el sol en la maleta, dirigido por Elisenda Dalmau y Héctor Muniente. El estreno de la cinta, el viernes, irá precedido de un espectáculo popular, mañana (22.00 horas), en la fachada de la Fàbrica Moritz. Sesenta miembros del colectivo repasarán su trayectoria entre máscaras, vuelos y pirotecnia.

La película narra cronológicamente el viaje de Comediants, que empezó en 1971 cuando un grupo de artistas decidió teñir de color los años grises de la dictadura. Un relato a modo de cuento, con técnicas propias del grupo -sombras chinescas y marionetas- sirve de hilo conductor para atravesar esas cuatro décadas de luces y alguna sombra. Se intercalan imágenes de archivo y entrevistas con los miembros de la compañía -Font, Paca Sola y Jaume Bernadet, entre otros- y personalidades como Pasqual Maragall y Serrat. Aparecen pinceladas de los momentos de gloria, como los JJOO de Barcelona y de Albertville, la Expo de Sevilla o la hilarante actuación en la Grand Central Terminal neoyorquina, y se recuerda que con ellos llegaron los correfocs, FiraTàrrega y se reinstauró el afamado carnaval de Venecia. Y el récord: en 1987 convocaron a 100.000 personas en la plaza Simón Bolivar de Bogotá. «La prensa dijo que los demonios de Comediants habían tenido más audiencia que el Papa», rememora Font.

Instalados en Canet de Mar, estos okupas de los espacios públicos hicieron de su arte una forma de vida. «Lo nuestro era una filosofía de vida, una convivencia creativa y hippy», cuenta Sola. Para Font, el ejemplo de Comediants puede servir a los jóvenes de hoy a perseguir sus sueños sin desfallecer. A acercarse a ese sol luminoso que ellos lograron meter en sus maletas.