entrevista con el Cantante y músico

Guille Milkyway: «Me molesta que hoy todo deba ser nuevo»

Artífice de La Casa Azul

«Me molesta que  hoy todo deba ser nuevo y seguir una tendencia»_MEDIA_1

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JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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La Casa Azul, el hogar de Guille Milkyway, se traslada hoy a Barts (21.00 horas), donde oficiará la puesta en escena deLa Polinesia meridionaldentro del Guitar Festival. Milkyway, identidad de Guillem Vilella, interrumpirá por una noche la reclusión cotidiana a la que gustosamente se somete en su estudio de Sant Cugat.

-¿Trabaja con horario?

-Sí, me lo tomo como ir a la oficina. Procuro tener disciplina. Hubo una época en que comenzaba a las seis de la mañana, luego llevaba los niños al cole, volvía al estudio... Me gusta la rutina aplicada a la creación. El ritual de llegar, conectar las máquinas, enchufar los micros...

-¿Las grandes obras del pop vienen más de la disciplina que del genio?

-Hay de todo, pero yo soy seguidor de ese tipo de músicos a veces desconocido, de sesión, el productor que está en un segundo plano, el ingeniero de sonido... Gente de vida rutinaria, que trabaja 10 o 12 horas. Como Keith Mansfield, un tipo que hacía música de librería.

-¿Para hacer música hay que haber escuchado mucha música antes?

-No sé, a veces eso juega a favor y otras en contra. La sensación que tienes de que todo es repetición es una carga dura. Yo lucho para que la escucha de novedades que voy descubriendo sea natural y no me influya mucho. Me molesta que hoy todo deba ser nuevo y seguir una tendencia. Me gustan los grupos que van un poco a la suya, hagan lo que hagan.

-Con sus estribillos efervescentes, ¿es una anomalía que La Casa Azul no sea un grupo superventas?

-No, lo veo normal. En los 60 o 70 había una idea de comercialidad ligada a la inmediatez y el estribillo tarareable, pero ahora cada vez es menos así. Ha habido una evolución de la música popular, en parte por el desarrollo del soul y el r'n'b, con trucos de producción sofisticados, alejados de lo que teóricamente tenía que ser popular. Ahora hay producciones que parecen poco digeribles y que llegan a millones de personas.

-¿Por ejemplo?

-Beyoncé y cosas así, que aplican minimalismo al soul. Ahora lo muy taraeable o melódico impide que mucha gente entre; se ve como música ligera. Yo la gran parte del tiempo estoy buscando ese matiz melódico que haga que una canción funcione. La música está llena de cosas que son casi iguales pero hay una que es diferente y definitiva. Un matiz que hace que una canción sea especial.

-Prepara un disco de La Casa Azul y otro como Milkyway. ¿Cómo será?

-El de Milkyway será distinto, más sobrio, grabado en analógico, casi sin editar... Y en inglés, con textos de Paul Bevoir, que en los 80 estaba en The Jetset. Me gustan esos discos de principios de los 70 que suenan como a resaca delflower power, como el primero de Colin Blunstone, volcado hacia adentro, con aire de decepción... O el de Terry Melcher, el hijo de Doris Day. Me defino más a través de esta música que la de La Casa Azul, con tanta luz y color.

-¿El estudio es su refugio en estos días de IVA cultural desbocado?

-Sí, después del concierto pararé y me dedicaré al estudio. Es duro, porque vivo de la música. Pero con el nuevo IVA, el directo no es lo que era: tuve que suspender la segunda parte de la gira para no correr riesgos. El aumento del IVA es una multa. Que haya gente que no tenga acceso a la cultura nos lleva a otros tiempos.