crónica

Eels, el grupo del desconcierto

CRÓNICA Los californianos brindaron el rock excéntrico de 'Wonderful, glorious' en Barts

El grupo, con Mark Oliver Everett al frente, el sábado en Barts.

El grupo, con Mark Oliver Everett al frente, el sábado en Barts.

JORDI BIANCIOTTO / Barcelona

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Mark Oliver Everett, conocido como E, líder de Eels, tira de tácticas de distracción y envuelve su obra, de trasfondo tan traumático (con tragedias familiares en el camino: las muertes de sus padres y el suicidio de su hermana), con una puesta en escena con guiños humorísticos y gags a través de los cuales parece decirnos que no debemos tomarlo demasiado en serio. Así fue, una vez más, el sábado en Barts (Guitar Festival), donde, con todo, ofreció una sustanciosa cata de su obra.

Una mención para la telonera, Nicole Atkins, refinada cantautora con vistas al clasicismo de los 60 (la era pop del Brill Building). Tendente al melodrama sin caer en el manierismo virginal, con estilo y carácter, y armada con canciones sugerentes como Maybe tonightCry, cry, cry Neptune city, que podrían poner nerviosa a Lana del Rey. ¿Sería mucho pedir que volviera con banda?

Eels entraron en acción al rugoso son de Prizefighter, del disco Hombre lobo (2009), el más citado de la noche después del último, Wonderful, glorious. Tres guitarras en escena, martillo pilón y ritual rockero irónico, con todos los músicos vestidos igual, un chándal años 80, con barba y gafas oscuras. Everett llevaba una gorra distintiva, que para algo es el jefe.

En el primer bloque de canciones, pistas sobre su vulnerable cuadro psicológico en Kinda fuzzy y un Open my present muy cercano a la estética de Tom Waits. Y si en otras giras versionaban a los Stones y Lovin' Spoonful, en Barts le tocó a Fleetwood Mac (etapa Peter Green: la abrupta Oh well) y The Small Faces (un Itchycoo Park con cenefas psicodélicas).

El repertorio se puso un poco más enigmático en That look you give that guy Dirty girls, con coros angelicales, y la atmosférica The turnaround. Fue en ese pasaje cuando Everett mostró sus perfiles más genuinos: la contrahecha New alphabet y la engañosa amabilidad de Fresh feeling The sound of fear. El inescrutable mundo de Eels, expuesto en una versión más cruda que en los discos; autoboicoteada pero disfrutable.

GAG FINAL / Para la recta final, tras el disco-rock de Wonderful, glorious, Everett se reservó el rescate de My beloved monster (única mención al primer disco, Beautiful freak, de 1996)Cuando el público ya estaba desalojando el recinto, ocho minutos después de la última nota de Fresh blood, el grupo volvió al escenario para simular un bis in extremis (que estaba perfectamente contemplado) con Dog faced boy y un artefacto inédito conocido como Go Eels! El insondable sentido del humor del señor Everett.