«Para escribir debes recurrir al alcohol»

Gilbert Shelton, ayer por la mañana, en el estand de La Cúpula.

Gilbert Shelton, ayer por la mañana, en el estand de La Cúpula.

ANNA ABELLA / Barcelona

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-El humor corrosivo y satírico ¿sigue siendo su herramienta preferida? 

-Sí. Superserdo es una parodia de Superman, con todas las estupideces del personaje original y alguna más. Pero me cuesta un poco seguir porque los franceses no son conocidos por su sentido del humor, es muy distinto al británico o al americano. Me gusta mucho el español Kim, tanto que he publicado la traducción al inglés de Martínez el Facha.

-En los Freak Brothers refleja el ambiente hippie de los 60: sexo, drogas y psicodelia. ¿Qué era más exagerado, la realidad o sus cómics?

-Exagero un poco, pero nos movíamos en ese mundo. Fumábamos maría, nos metíamos LSD, esnifábamos coca... San Francisco atrajo a la mayoría de autores del cómic underground. Mi editorial tenía un almacén enorme, donde siempre estábamos de fiesta y siempre venía la policía.

-O sea, que eran tan alérgicos a la «pasma» y tan gamberros, con perdón, como sus Freak Brothers.

-La policía de San Francisco era bastante liberal. En una fiesta hallaron una caja llena de marihuana y detuvieron a Fred Todd. Pasó la noche en el calabozo y lo soltaron sin cargos.

-¿Les ayudaba la droga, y ese espíritu de libertad, en su creatividad?

-La droga nos influenció como creadores. Crumb era capaz de recordar sus viajes con el LSD y lo llevó a sus cómics durante años. Yo fumaba marihuana pero no para estimular la creatividad. Si quieres escribir debes recurrir al alcohol. Muchos grandes escritores han sido alcohólicos. Pero para dibujar no es bueno, te dilata las pupilas y no ves bien.

-Pero habrá dibujado sin drogas.

-Crumb ya no bebe ni fuma, pero es un trabajador compulsivo, dibuja hasta en las servilletas. Se volvería loco sin dibujar. A mí me pasa lo contrario. Soy perezoso y no disfruto dibujando, me cuesta.

-Lleva 30 años residiendo en París, pero en los 80 vivió en Barcelona.  

-En La Floresta, porque el editor de La Cúpula, Josep M. Berenguer, creó la revista El Víbora y me llamó. Me divertía trabajar en ella. Barcelona me gustaba mucho, pero París era más céntrica. Me gustaba bajar a la ciudad en el ferrocarril, era tan malo que le llamaban el tren de la muerte. Y pasear, como un turista. Gaudí me fascina, y Picasso, Miró, Dalí... Situé una historia de los Freak Brothers en Barcelona y el Tibidabo, con una casa diseñada por Gaudí y un personaje llamado Pablo Pegaso.

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