Un Volodos romántico seduce al Palau

CRÓNICA El pianista ruso exhibe su virtuosismo en BCN

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
BARCELONA

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El tirón de Arcadi Volodos, en su sexta visita a Ibercamera, atrajo otra vez a sus fieles seguidores a un Palau casi lleno. Un éxito teniendo en cuenta que a la misma hora el Barça se jugaba en París parte de su futuro en la Champions. El pianista de San Petersburgo contrarrestó la competencia jugando con las infalibles bazas del  repertorio romántico con obras de Schubert, Brahms y Schumann.

Volodos es uno de los mejores intérpretes de esta corriente musical.  Y lo demostró transmitiendo la colorista emoción de las piezas servidas con un dominio técnico abrumador y con grandes dosis de virtuosismo. La elegancia de su fraseo sobrevoló por encima de cualquier dificultad.

Entró con la Sonata en do mayor, D 279 de Schubert, el considerado primer romántico. El pianista expuso en esta obra llena de referencias a Beethoven toda la delicadeza de la partitura. Intimismo y melancolía surgieron de la pulsación del ruso, aunque fue con los Tres intermezzi, opus 117 de Brahms donde el maestro se mostró más libre en la lectura. Estas piezas, a modo de canciones de cuna para el dolor, expresan el mundo interior del compositor. Volodos profundizó en los matices de este testamento pianístico del autor.

PASIÓN Y SENSIBILIDAD / Pero donde brilló especialmente fue con Schumann, el músico que mejor encarna el ideal romántico. Merecieron nota las 13 miniaturas de los Kinderszenen, opus 15, de las que extrajo toda la belleza melódica y su espíritu infantil. El remate, antes de los bises, llegó con la magistral Fantasía en do mayor, opus 17, concebida inicialmente como homenaje a Beethoven y derivada hacia la expresión de sus sentimientos por Clara Wieck. «No es más que un grito de amor para ti», le escribió a la que después sería su esposa. Pasión, sensibilidad, dominio. Volodos emocionó a un entusiasmado Palau.