Los actores

Una leyenda viva

DANIEL DAY-LEWIS. El meticuloso actor se consagra como el que más estatuillas atesora tras recibir la tercera

Daniel Day-Lewis, tras recoger la estatuilla a mejor actor por su papel en 'Lincoln'.

Daniel Day-Lewis, tras recoger la estatuilla a mejor actor por su papel en 'Lincoln'.

OLGA PEREDA
MADRID

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Con toda probabilidad, Daniel Day-Lewis no estará leyendo ahora mismo ningún guion. Lo que tendrá en sus manos -además de su nuevo  Oscar por Lincoln- es un libro. El actor londinense cree que la literatura es «más enriquecedora» que los guiones. Por eso, nada más terminar una película se toma un tiempo hasta que comienza a leer un nuevo proyecto. Esta es la manera de trabajar de un intérprete que, a sus 55 años, se ha convertido en leyenda viva del cine gracias a su tercer premio de la Academia, que se suma al que obtuvo por Pozos de ambición y Mi pie izquierdo, y lo ha convertido en el que más estatuillas atesora como protagonista.

Normal que Day-Lewis se tome su tiempo entre película y película. Se deja tanto la piel que lo raro sería que empalmara papeles. Con Mi pie izquierdo (1989) pasó meses estudiando a los internos de un centro para discapacitados. Se pasó todo el rodaje en una silla de ruedas, de la que no se levantaba ni en los descansos.

Trabajo interpretativo

Day-Lewis juega con su físico. Antes de ponerse a las órdenes de Michael Mann para rodar El último mohicano (1992) aprendió a pescar (no con caña, precisamente), así como a cargar y a disparar un rifle mientras corría. Además, ganó 10 kilos (de músculo), justo los mismos que perdió para protagonizar En el nombre del padre.

Hijo de madre actriz y padre poeta, Day-Lewis -que ama la carpintería casi tanto como la actuación- debe su carrera a sus padres. Fueron ellos los que, hartos de que su hijo se dedicara a zanganear con jóvenes pillastres, le enviaron a un internado.  El nuevo alumno no se integró, pero encontró un salvavidas: las clases de teatro.

Ahora, dueño de una deslumbrante carrera, el protagonista de Lincoln se dedica a compaginar su vida profesional con la familiar. Es padre de tres hijos (de dos mujeres diferentes) y vive entre su casa de campo en Irlanda y su piso de Nueva York.