Músico de Brighton 64

«El movimiento mod ha perdido el espíritu»

Brighton 64, con Albert Gil primero por la derecha.

Brighton 64, con Albert Gil primero por la derecha.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El grupo fetiche del movimiento mod catalán regresó en el 2011, 24 años después de su ruptura, y publica ahora el primer disco de su nueva era, Esta vez va en serio. Lo presenta esta noche en Music Hall (21.30 horas) con su formación clásica íntegra: los hermanos Albert y Ricky Gil, Jordi Fontich y Tino Peralbo.

-¿Recuerda por qué decidieron formar un grupo?

-En mi caso para vencer la timidez. En la escuela no me hablaba con nadie y así me puse pequeñas metas, como subir a un escenario.

-Les atraía una música anterior a la suya: The Who, los mods...

-Éramos mods, pero abiertos y con referentes del momento, como The Jam. El movimiento mod evolucionó en los 90 con el acid-jazz, pero luego se ha convertido en mimético y aburrido; ha perdido el espíritu. A nosotros nos interesaban tanto los grupos de los 60 como los de la movida: Los Pistones, Nacha Pop, Los Secretos, Paraíso... Y nos recibieron mejor en Madrid que en Barcelona.

-Aquí había la resaca laietana.

-Sí, les llamábamos los hippies. Íbamos en contra de todo aquello. Y cantábamos en castellano porque en los laietanos dominaba el catalán.

-Tuvieron una existencia atropellada, con cambios de discográfica.

-Después del éxito del maxisingle La casa de la bomba nos obligaron a hacer un disco largo, nos metieron en el estudio deprisa y corriendo, la producción fue un desastre...

-El multiocupado Paco Trinidad.

-La hizo con los pies. Él nos entró en EMI y nos hizo salir, y luego ya fue difícil seguir. Habíamos tenido un número uno pero no nos querían. EMI no nos quiso ni el primer día.

-¿Por qué?

-No les gustábamos. Preferían los grupos más moldeables. Querían hits y les interesaban nuestras canciones, pero con otros trajes. En una reunión nos dijeron que teníamos que cambiar de nombre. Dije: «Nens, cap a casa», nos levantamos y nos fuimos. Jugándonos el futuro...

-El nuevo disco apela a la ironía: Esta vez va en serio.

-Sí, es una coña. Los grupos de los 80 tenían ironía. Ahora, excepto en casos como Els Surfing Sirles, todos se toman muy en serio a sí mismos. Eso sí, nosotros éramos más chulos que un ocho. No sabíamos tocar pero salíamos con una seguridad total.

-El nuevo disco, ¿debía recuperar el sonido clásico de Brighton 64?

-Queríamos el impacto sonoro de un disco de Weezer. Cañero y contemporáneo, con las guitarras en primer plano.

-Ahora tocan mejor que en los 80...

-No mucho, pero sí... (ríe). En el disco no toca nadie más. Ni vientos ni invitados. Y está autoproducido.

-Con dos canciones en catalán, por primera vez en la historia del grupo.

-Siempre quisimos hacerlo. ¡Nosotros tocamos en castellano un 11 de septiembre en el Fossar de les Moreres! Y si alguien puede colar canciones en catalán al público de Madrid o Guadalajara somos nosotros, porque los fans de allí nos lo perdonan todo. Es así, porque allí es imposible abrirse paso en catalán. Que no me digan que Manel triunfa en Madrid: toca para la colonia catalana.

-En sus clásicos había exaltación juvenil. ¿Les crea eso un problema ahora que rozan los 50?

-No, nuestra música es una exaltación de la vida y componemos para nosotros. Hacer canciones de Brighton es fácil y divertido. Hay rhythm'n'blues, soul, garaje, punk... No inventamos nada, pero si lo que hacemos tiene algún interés para la gente estaremos contentos.