Pianista

«Es fundamental disfrutar la vida para ser músico»

El pianista ruso Arcadi Volodos.

El pianista ruso Arcadi Volodos.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Arcadi Volodos (Sant Petersburgo, 1972) es un pianista privilegiado que se dosifica cada vez más. No da más de 60 conciertos por temporada porque no quiere perder la ilusión y la frescura. El próximos días 5, 6 y 7 de octubre abrirá en el Auditori la temporada de la OBC.

-Interpretará el Concierto núm 2 para piano y orquesta de Brahms. ¿Qué tiene de especial?

-Brahms solo escribó dos conciertos y es difícil decir cuál me gusta más. El segundo es más magistral, el primero, más dramático. Creó el primero cuando era muy joven y el segundo, en su plenitud. Todos son especiales para mí pero el segundo es uno de los más importantes de las obras para piano.

-¿Cuál es su mayor preocupación a la hora de hacer llegar esta obra maestra estrenada en 1881?

-Estos conciertos implican responsabilidad y riesgo. Uno nunca sabe cómo saldrán en escena. Esta música está escrita por genios y para las personas normales transmitir ideas geniales no es tan fácil. Es difícil de explicar lo que siento al tocarla porque tiene una amplia paleta de colores. Cada compás me dice algo diferente. No se puede explicar. Es como una galaxia de diferentes mensajes.

-¿Es mejor escuchar la música con los ojos cerrados?

-Es normal cerrar los ojos en un concierto, aunque vivimos en una sociedad muy visual con televisión, internet, vídeos... Pero no debemos olvidar que la música no es un espectáculo sino un sonido que va al corazón y al alma.

-¿Le benefició empezar a estudiar piano a los 15 años?

-Empecé a tocar el piano a los 9 años A los 15 decidí dedicarme en serio y me matriculé en una escuela profesional de piano. Para mí hacerlo tarde fue una gran suerte. Es triste que haya muchos jóvenes infelices porque sus padres les obligan a tocar y les roban la infancia. Los niños prodigio me dan pena. Mi educación fue normal. Es fundamental disfrutar de la vida para realizarte como músico. Diría que hasta sirve más eso que encerrarse a ensayar.

-Le llaman el Horowitz del XXI...

-Eso es puro márketing. Me colgaron esa etiqueta tras hacer un disco de transcripciones, algunas de Horowitz. Sin duda él era un gran pianista pero mi alma está más cerca de otros como (Artur) Schnabel, (Alfred) Cortot, (Vladimir) Sofronitski...

-Cumplidos los 40,¿cuál es el reto?

-Mi único objetivo es tocar y ser honesto porque el mundo musical se está convirtiendo en puro márketing. Es difícil ser tú mismo. Yo no puedo solo viajar y tocar para hacer carrera. Eso no es vida. Necesito desconectar, estar tres o cuatro semanas de vacaciones aislado, sin tocar y en contacto con la naturaleza después de cada gira. En los últimos años me ha aportado el equilibrio que necesito para afrontar cada concierto con entusiasmo y ganas. Las giras no deben ser viajes de negocios.

-¿Qué hace en sus descansos?

-Cuando hago vacaciones no toco. Intento no escuchar nada, aunque reconozco que es difícil. La música suena en todas partes, también en mi cabeza las 24 horas. La música no es una profesión, es mi vida. Tras dos meses sin tocar siento cada nueva modulación. Es como como si la escuchara por primera vez. No puedo experimentar esa frescura si repito un mismo programa quince veces. Eso mata mi percepción.

-¿Cuál será su próximo disco?

-Grabaré a principios de año la Música callada de (Frederic) Mompou, que es de altísimo nivel y logra captar la eternidad del silencio. Me fascina. En ella no sabes dónde empieza el sonido y dónde acaba el silencio.