Estreno mundial del nuevo trabajo del autor de 'El orfanato'

Bayona emociona con 'Lo imposible'

El Festival de Toronto aplaude su película sobre el tsunami del 2004

Ewan McGregor, Tom Holland y Naomi Watts, los actores de la película.

Ewan McGregor, Tom Holland y Naomi Watts, los actores de la película.

NANDO SALVÀ

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Juan Antonio Bayona ya respira tranquilo. Porque después de un proceso de gestación de cinco años, de un rodaje complicadísimo, de una apabullante cantidad de expectativas generadas,Lo imposible fue finalmente presentada en el Festival de Toronto la noche del pasado lunes -ayer de madrugada en España-, y porque, si la rotunda ovación que le dedicó el público canadiense sirve de referencia, esta potente recreación del terremoto que en diciembre del 2004 azotó el Oceano Índico y provocó un destructor tsunami, promete ser un éxito comercial al menos igual de masivo que su primer largometraje como director, El orfanato. «Estoy muy contento pero, ante todo, tengo la sensación de haber sobrevivido», explicaba Bayona horas después del estreno. «Me han contado hasta hubo algún desmayo en la sala durante la proyección. Fue una experiencia muy intensa».

También fue una noche muy especial para Enrique Álvarez, María Belón y sus tres hijos, que sobrevivieron a aquella tragedia y cuya experiencia sirvió como base de Lo imposible.Al finalizar la proyección, ni ellos ni los actores Naomi Watts y Ewan McGregor podían contener la emoción. «Cuando aceptaron que me inspirara en ellos para hacer mi película, me recordaron que aquella no era solo su historia, sino la de mucha gente», recuerda el catalán. «Espero que esta película sirva para honrar la memoria de aquéllos que ya no están».

PAVOROSA ESCENA/ Sin duda, el momento más impactante deLo imposible,el más espectacular y dramáticamente intenso, y aquel por el que la película será principalmente recordada, es la secuencia que reconstruye el devastador ataque del tsunami. Durante 10 minutos genuinamente angustiosos y técnicamente deslumbrantes -destaca, en particular, el uso que Bayona hace del sonido para intensificar su retrato del infierno- contemplamos cómo las olas enfurecidas destruyen la costa tailandesa y lo barren todo a su paso. Prácticamente carente de efectos digitales, la escena resulta especialmente pavorosa -en realidad, durante parte de su metrajeLo imposiblefunciona esencialmente como cine de terror- mientras acompaña a Maria (Watts), literalmente centrifugada por las olas e incesantemente golpeada y herida por los escombros. Se trata de una de las recreaciones más brutales que el cine de catástrofes recuerda. «Mi intención era estar en todo momento cerca de los personajes. Es una película muy bruta, porque la idea era legar a lo emocional a través de lo físico», explica el director barcelonés.

Inevitablemente, nada de lo que sucede en la película una vez las aguas se calman -la familia ha sido separada y emprende un largo viaje para lograr reencontrarse- posee esa brutal fuerza dramática, en buena medida porque tenemos la certeza de que al final, pase lo que pase, todos los personajes volverán a casa. Consciente de ello, Bayona se esfuerza por tocar la fibra del espectador a toda costa. Cada escena está meticulosamente diseñada para provocar una emoción específica -tristeza, alivio, dolor-, y a menudo la película cae en la manipulación sentimental. «Lo imposiblees una película muy emocional», reconoce el director. «No quise intelectualizar nada porque, en el contexto del tsunami, la gente no tenía tiempo para pensar en nada. Las interacciones de los personajes son muy viscerales».

CINE DE SPIELBERG/ Asimismo, pese a estar basados en lo que realmente sucedió, los intentos de imponer un clima de suspense sobre el reencuentro de la familia y la supervivencia de todos sus miembros resulta excesivamente calculado y artificioso. En todo caso, como tantas veces ha demostrado el cine de Spielberg -del que sin duda Bayona y el guionista Sergio Sánchez han recibido unas cuantas lecciones—y como dejó clara la reacción del público en Toronto, también muy efectivo.