La nueva visita de un icono del pop

Esperando a la auténtica

Varios fans se instalaron el lunes en tiendas de campaña para ser los primeros en entrar

NÚRIA MARTORELL
BARCELONA

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Miguel lo tiene claro. "Yo por Madonna... ¡ma-to!", suelta a lo Belén Esteban. Ha venido desde Venezuela solo para ver a su gran ídolo. "Cuando dijo quelos gays no tienen por qué esconderse mi vida cambió", relata mientras enseña un espectacular tatuaje del rostro de la cantante en su musculoso bíceps. "Y qué bien se mantiene. ¡Cualquiera diría que tiene 53 años!"Pero, ¿qué le parece que a estas alturas se disfrace en elshowde animadora? "¡Perfecto! A ella se le permite todo. Aunque si lo hiciera mi madre, directamente le pego". A su lado ríe su compatriota Mario, con un atuendo Madonna-mix 80-90. «Mira, el corpiño es muy blonde [con pechos cónicos incluidos], las mallas son en plan Lucky star, ¡y todo hecho por mí!»,exclama, orgulloso, en plena, y muy calurosa, cola ante el Palau Sant Jordi.

Estos amigos están desde las ocho de la mañana guardando su turno. Otros, más sufridores, instalaron el lunes unas tiendas de campaña y han ido matando las horas repasandohits "de la única, la auténtica reina del pop, porque Lady Gaga no deja de ser una Madonna tuneada", asegura Guillem. Ha venido desde Llançà con cuatro amigos, vestidos con camisetas que por delante rezan "There's only one queen and that's Madonna, Bitch"(de la canciónSome girl), y que por detrás cada una lleva estampada las iniciales del nuevo disco de la artista:MDNA. En un animada charla, bromean sobre qué es lo que esta vez enseñará la ambición rubia, dado que en esta gira de momento ya ha exhibido uno de sus pechos y el trasero. En esta progresión, tienen claro que lo que ahora toca es la entrepierna. "Pero todo esto lo hace para una generación nueva que no conoce a la Madonna de los 90, que en el libro Sex ya se destapó, y de qué manera", recuerda Guillem.

Varios metros más atrás llaman la atención tres jóvenes ataviados con unas txapelas que delatan su procedencia. Tino, Carlos y Alberto son tres bilbaínos treintañeros que están«felicísimos» con que a la estrella del pop lé de ahora por encasquetarse una de estas tradicionles boinas vascas en un momento del espectáculo en el que le da la alternativa al trío de folk vasco Kalakan. "Ahora soy casi más fan de este grupo que de Madonna", asegura con sorna Alberto. Es albañil y a diferencia de sus compañeros no se ha inscrito el nombre de Madonna en su impoluta txapela. "Es que era de mi abuelo, ¿sabes?", dice, como si tuviera que justificarse.

En los primeros puestos de la fila el ambiente es de lo más festivo: "Madonna es más que un icono, es un icoño", asegura Marcos, lo que provoca la risa de Mireia.