EL DIARIO OLÍMPICO DE CARL LEWIS. ATLETISMO

Preparado para ganar

En su nueva colaboración, Carl Lewis habla de Joe Douglas, su entrenador en el Santa Mónica. Lewis, quien asegura estar a punto para derrotar a Mike Powell, quiere dar una alegría a Douglas

CARL LEWIS / Barcelona

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La ceremonia de apertura ha concluido, los Juegos han empezado y yo estoy sentado a la sombra con mi manager, Joe Douglas, hablando de las pruebas de atletismo, para las que todavía faltan algunos días. Acabo de completar un entrenamiento velocistas estadounidenses y me siento absolutamente genial, mejor de lo que me he sentido desde que competí en los trials olímpicos de Estados Unidos afectado por una grave sinusitis.

Estoy preparado para ganar mi gran duelo con Mike Powell en la prueba de salto de longitud. Como reserva del equipo de relevos 4x100, estoy preparado para incorporarme y participar si alguien me necesita.

Sintiéndome tan en forma como ahora, estoy muy ilusionado con esta competición y, hablando con Joe, no puedo menos que sentirme también sumamente ilusionado por él. Hace 20 años, Joe era un corredor de distancias medias ya retirado que daba clases de matemáticas en un instituto de California. Actualmente, es una de las personas más destacadas del circuito internacional de atletismo.

Como fundador y presidente del Santa Mónica Track Club, Joe ha construido uno de los clubs más triunfales y potentes de nuestro deporte. Se ha pasado largos años luchando por sus atletas y por mejorar el deporte para todos los implicados, enfrentándose al sistema una y otra vez, buscando siempre cambiar las cosas para bien. Ha tenido que vérselas con oposiciones en todos los frentes, seleccionando bien sus batallas. Siempre lo acosarán los confictos, pues los cambios no se consiguen fácilmente.

Pero yo quiero que Joe se relaje y disfrute de estos Juegos. Aquí tiene la posibilidad de reflexionar sobre el camino recorrido por su club, la posibilidad de disfrutar viendo cómo compiten siete de sus atletas --algunos de los mejores en el equipo de atletismo de EEUU-- en la prueba por excelencia de nuestro deporte. Como dijo un periódico local, correremos con las siglas de USA por fuera, orgullosamente dibujado en nuestros uniformes, y el espíritu del Santa Mónica por dentro.

Además de mí, el club se verá representado por el anterior recordman mundial Leroy Burrell y el anterior campeón nacional Mark Witherspoon en los 100 metros lisos y el relevo 4x100; el aspirante Mike Marsh en los 200 y el 4x100; el medallista olímpico del oro de 1988, Steve Lewis, y el medallista de bronce Danny Everett, quien logró el mejor tiempo en suelo estadounidense durante los trials, en los 400 y el 4x400; y Johnny Gray, el plusmarquista estadounidense en los 800.

Somos una gran familia feliz, que compartimos casas colindantes en las afueras de la ciudad. Entrenamos con los demás atletas y también hemos disfrutado del ambiente internacional de la Villa Olímpica, pero cuando necesitamos tiempo para estar a solas, nos podemos relajar y concentrarnos en nuestra competición.

Es exactamente el tipo de situación que siempre ha deseado Joe. En 1972, cuando enseñaba álgebra y trigonometría, también pensaba mucho en el atletismo. Quería profesionalizar el deporte, y tenía la visión de futuro para ver el camino que debía tomar el atletismo estadounidense.

Quería crear un entorno en el que se ofreciera entrenamiento, dirección, todo un sistema de apoyo para ayudar a los atletas a triunfar internacionalmente.

Ya existían numerosos Programas de atletismo Para jóvenes y atletas universitarios, además de algunos clubs para los all stars, una vez superado el nivel universitario.

Pero Joe quería ocuparse de lo que él consideraba un tremendo vacío: el entrenamiento y los viajes para atletas posgraduados que no eran lo bastante buenos para ser reclutados por los clubs existentes pero que estaban llenos del potencial y deseo que podría a la larga llevarlos hasta las Olimpiadas y más allá.

Para empezar, colocó un anuncio en una revista nacional de atletismo, buscando atletas para lo que vendría a llamarse el Santa Mónica Track Club. Joe sabía más de correr distancias medias y largas que de sprints, y pensaba que los velocistas eran los atletas menos estables del deporte. Así, pues, el club se centraría en las carreras de media y larga distancia.

Sería un club comunitario, lo que significaba que podía apuntarse quien quisiera. Algunos de los miembros --médicos y ejecutivos, más interesados en hacer jogging por el barrio que en competir en los Juegos Olímpicos-- ayudaron a cubrir gastos para que los mejores atletas pudieran competir en encuentros internacionales.

El club empezó de la nada, pero Joe pensaba en lo más grande.

Cuando yo llegué al Santa Mónica, en 1980, Joe ya había entrenado y dirigido a varios atletas olímpicos, pero no contaba con ningún velocista y tampoco tenía ninguna medalla de oro. En la pasada década, con la incorporación al Santa Mónica del entrenador de la Universidad de Houston, Tom Tellez, para entrenar a los velocistas, dominamos el circuito internacional, pero lo que es más importante, establecimos y mantuvimos un ambiente familiar sin igual.

Entrenamos juntos, viajamos juntos, hacemos negocios juntos, nos divertimos juntos... Luego, ganamos juntos. En los Juegos de 1988, el Santa Mónica se llevó todas las medallas de oro en las carreras de velocidad: yo gané los 100 metros, Joe De Loach ganó los 200, y Steve Lewis ganó los 400. El Santa Mónica ganó también el salto de longitud y dos oros más en el relevo 4x400.

En esta ocasión, tendamos que hacerlo igual de bien. Yo no compito en tantas pruebas como de costumbre, pero me siento más emocionalmente implicado. Ganaré y perderé junto con los demás miembros del club.

Ellos han estado conmigo constantemente durante las últimas semanas, apoyándome, ayudándome a aceptar la desilusión de mis resultados en los trials. Con más de una década de carrera en el atletismo, sigo aprendiendo con todas las experiencias, y esto se lo tengo que agradecer a Joe Douglas y al Santa Mónica Track Club.

Miro a Joe ahora, después d entrenamiento, bajo la sombra de un árbol en el patio, y le pido que, por favor, se reserve un tiempo durante esta semana de tanto trabajo para disfrutar de todo lo que ha conseguido hasta ahora. Gofio siempre, sus atletas se irán de aquí con medallas. Pero yo quiero que Joe Douglas se vaya de Barcelona con mucho más que eso., Quiero que se vaya con el orgullo de un padre, la felicidad de un amigo, la certidumbre de que ha creado algo muy especial para todos los implicados.