El diario del olímpico Carl Lewis

Nos vemos en Atlanta

En el artículo que le sirve para despedirse de los lectores de EL PERIÓDICO, Carl Lewis asegura que competirá en 1996 en los Juegos Olímpicos de Atlanta, al considerar que nunca se es demasiado viejo para correr, para disfrutar con el atletismo. "Pero contad conmigo. Nunca pensé que permanecería en el atletismo tanto tiempo. ¿Por qué no unos años más?", comenta el doble campeón olímpico de Barcelona.

CARL LEWIS / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando los Juegos de Barcelona tocaban a su fin, oí decir que un buen punto final sería que yo corriera la última posta en un equipo de relevos que batiera el récord mundial del 4x100. La última noche. Otra medalla de oro. Otro estadio rebosando de alegría. Otra carrera victoriosa. Y ya está. Caía el telón de mis últimos JJOO.

Una bonita idea, estoy de acuerdo. Conseguimos el oro y, por supuesto, disfrutamos celebrándolo. Pero la idea un telón final estaba equivocado en algo muy importante. No se iba a ir a ninguna parte. Mi carrera aún no había acabado. Casi todos los días alguien le pregunta por mi edad. A los periodistas les encanta recordarme que tengo 31 años. Demasiar a edad para un velocista. Cuando me preguntan si tengo previsto estar en los Juegos de Atlanta n 1996, presiento un tono de voz algo dudoso.

Pero contad conmigo. Nunca pensé que permanecería en el atletismo tanto tiempo. ¿Por qué o unos años más? Es imposible redecir lo que sucederá en los próximos cuatro años. Pero sé pues los viviré uno a uno. Es la única forma de sobrevivir en este deporte. En el pasado, era bastante insólito que un atleta entrenara y compitiera en más de uno o quizá dos JJOO.

Ahora, con el desarrollo del atletismo en todo el mundo y la participación de empresas patrocinadoras, los atletas de elite se ganan bien la vida. Pero el dinero no es la única razón de que sigamos en el deporte y, por supuesto, no explica que los atletas más mayores hayan logrado algunos de los mejores resultados. Cuando batí el récord del mundo en los 100 metros lisos el año pasado en Tokio, se habló mucho de que yo tenía 30 años. En los Juegos Olímpicos de Barcelona, el campeón de los 100 metros lisos fue el británico Linford Christie, un atleta de 32 años. Y no estamos a punto de poner en marcha un circuito de seniors. Aún estamos en condiciones para echarles una buena carrera a los más jóvenes.

Yo disfruto con el atletismo ahora más que nunca. Trabajando con los demás miembros del Club Santa Mónica, hemos desarrollado un concepto de equipo que no tiene parangón en el deporte. Entrenando y compitiendo juntos, nos lo pasamos genial, creando un ambiente en el que todos podamos triunfar. Ya no me planteo los desafíos como antes. Cuando era más joven, lo que más importaba era conseguir un objetivo concreto, ganar una medalla concreta. Lo que me gusta ahora es que ya he superado el punto en que tenía que hacer algo, tenía que demostrar algo, tenía que conseguir algo. En parte es por esto que últimamente me divierto tanto corriendo pruebas de relevos.

Además de realizar los mejores entrenamientos de mi carrera, me he preocupado mucho por mi dieta, y esto me ha ayudado física y emocionalmente. Durante los dos últimos años, he sido vegetariano: no he comido nada de carne y sólo un poco de pescado. También me encanta tomar zumos. Dondequiera que voy, viajo con una de aquellas máquinas exprimidoras, y le paso todo tipo de verduras y frutas, llenándome el vaso de todos los minerales y proteínas que necesito.

Los Ángeles, Seúl. Por los motivos que sea --mi capacidad atlética, mi tenacidad, mi visión de futuro, lo que sea-- he sobrevivido a muchas personas. Y creo que ahora empiezo a cosechar los frutos. Cuando cogía la vuelta de la victoria con mis compañeros de relevo en Barcelona, pensé en la suerte que tenía de estar allá de nuevo. Semanas antes, durante los trials en Nueva Orleans, luchaba por recuperarme de una sinusitis y me costó lo mío clasificarme para el equipo. Pero ahora estaba allí de nuevo dominando mí deporte. Pensé en Los Ángeles-84 y en Seúl-88. Son recuerdos que siempre estarán conmigo. Y al cabo de un rato, ya pensaba en Atlanta-96. Si todo va bien, estaré en los Juegos una vez más. Sería increíble acabar como empecé, en los JJOO y en suelo americano.