El festival de músicas avanzadas

John Talabot y Mouse on Mars arrasan en el Sónar

El catalán, sin máscara, y los alemanes abarrotaron el CCCB

John Talabot, en su actuación de ayer en el Sónar a cara descubierta.

John Talabot, en su actuación de ayer en el Sónar a cara descubierta.

JORDI BIANCIOTTO / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un neófito catalán, John Talabot, y un clásico alemán, Mouse on Mars, alteraron ayer el pulso del Sónar con sendas actuaciones que abarrotaron el Hall del CCCB. Un escenario que, horas antes, acogió a una leyenda del rock, John Paul Jones (Led Zeppelin), en tándem con el trío noruego Supersilent. Propuestas de variado y afilado signo para un festival que vive hoy su jornada culminante.

El llenazo de Talabot, marca artística del barcelonés Oriol Riverola, un músico que en sus imágenes promocionales aparece con la cara cubierta, confirmó que estamos ante un creador electrónico que ha roto las barreras naturales del público especializado. Era su primera visita en solitario en el Sónar (en el 2009 actuó como integrante de The Requesters) y ofreció un jaleado set con secuencias oscuras pero accesibles y abundantes ganchos pop, afín con el temario del disco Fin.

POSROCK GERMÁNICO / Un menú más placentero que el asalto tremendista de Mouse on Mars, formación pionera del posrock germánico que desbarató pabellones auditivos con una música aparatosa e implacable, con guiños industriales, dance robótico y voluminosos tonos graves. Mouse on Mars impactó echando mano de su nueva obra, Parastrophics, que testifica su alergia al acomodo.

John Paul Jones, el exbajista (y teclista) de Led Zeppelin no vino al Sónar a tocar Stairway to heaven, sino a explorar ciertos límites de la música electroacústica más temeraria junto a Supersilent. Un plato exigente al que este músico inquieto, colaborador de Diamanda Galas y La Fura dels Baus, contribuyó manejando un aparatoso bajo de diez cuerdas que se erigió en discreto pero intimidante protagonista entre las sombras escénicas. Supersilent, a cargo de máquinas y percusiones, construyó junto a él una banda sonora de ciencia ficción posindustrial con escenas de guerra de las galaxias sonora e inquietantes recesos de paz.

En el SonarComplex, es decir, la Capella dels Àngels, Mau Boada (Les Aus) montó su parada de one man show, acreditada a su proyecto paralelo Esperit!, sampleando guitarras y voces, y tocando la batería en una despierta exhibición de paisajismo forestal, plasmada en el disco Endavant continu. Y la rusa Nina Kraviz se mostró discreta en el SonarDôme: muchas posturas de plató televisivo transcaucásico, sensualidad guionada y limitada sustancia artística. Momento frívolo de la jornada.