DRAMA

Después de la tragedia Sueño y silencio

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Jaime Rosales

Como en las tres anteriores películas de Jaime Rosales,Las horas del día, La soledadyTiro en la cabeza,el arranque deSueño y silencio es como un boceto. No acabamos de situarnos ni en los espacios ni con los personajes. Se nos da información de ellos, pero fragmentada. El estilo es realista, casi documental, como ocurría en la filmación del día a día de unos etarras enTiro en la cabeza. De repente, inesperadamente, como llegan siempre las tragedias, acontece un accidente, una muerte, una pérdida, un duelo, la dificultad de empezar a vivir de nuevo, un hueco en la memoria, la reconstrucción de un día a día que ahora resulta casi imposible.

La película, tras la debacle dramática (enLa soledad era un atentado terrorista, aquí la muerte de un miembro de la familia protagonista), vuelve a construirse pacientemente. De nuevo, gestos aislados, escenarios que cambian, personajes que no sabemos si viven o sueñan, los recuerdos del pasado que se hacen cuerpo en el doloroso presente; volver a empezar, pero de un modo que nada tiene que ver con la realidad.

Por ello,Sueño y silenciova del realismo a la configuración casi mística, del choque frontal -al que ayuda la granulada fotografía en blanco y negro y el diseño de unos encuadres que casi siempre descentran a los personajes en el plano- a la búsqueda, mejor dicho, a la caza y captura deseperada, de la vertiente espiritual. Es un filme entre estados de ánimo, de forzada modernidad pero imágenes de serena belleza. Rosales vuelve a filmar el dolor, su campo de trabajo preferido. Q. C.