UN DEBATE QUE PERMANECE ABIERTO

Los misterios del obispo

Un libro relata las distintas hipótesis sobre la muerte de Manuel Irurita

El obispo Manuel Irurita, con bata, escondido en la guerra civil en casa de los Tort.

El obispo Manuel Irurita, con bata, escondido en la guerra civil en casa de los Tort.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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¿El obispo de Barcelona Manuel Irurita murió fusilado por la FAI en diciembre de 1936, o sobrevivió a la guerra, paseó aún el 28 de enero de 1939 por las calles de Barcelona y murió bajo el velo del secreto vaticano? ¿Estaba ingresado en 1937 en Montjuïc como consta en la documentación de la Cruz Roja? ¿De quién es el cadáver que reposa en la Catedral? Hay quien tiene respuestas contundentes para responder las preguntas en un sentido o en el otro. Pero la acumulación de indicios contradictorios justifican de sobra el título del último libro que han dedicado al caso,El misteri de l'assassinat del bisbe de Barcelona(Pòrtic), el jurista Ponç Feliu y el polémico documentalista Miquel Mir.

Aunque incluso la palabraasesinato parece discutible, vistos los testimonios recopilados en el libro: informaciones hasta ahora dispersas, aunque las revelaciones documentales no sean de primera mano sino que tengan su origen, por ejemplo, en las investigaciones del sacerdote Joan Bada, recogidas en el libroSocietat i Església a Catalunya (2011).

 ¿QUÉ SUCEDIÓ EN JULIO DEL 36?Irurita huyó del obispado el 20 de julio y se refugió en casa del devoto joyero Antoni Tort, en la calle del Call. Pero diversas fuentes, entre ellas el dirigente de ERC Joan Pons, aseguran que Durruti le facilitó la huida a cambio del contenido de la caja fuerte, que se repartirían la FAI y la Generalitat. En todo caso, Irurita y su primo Marcos Goñi pasan cuatro meses ocultos en casa de los Tort.

 ¿DE SANT ELIES A MONTCADA?El 1 de diciembre del 1936, una patrulla de la FAI registra el piso y detiene a los dos sacerdotes y a tres miembros de la familia Tort. Llevados al centro de detención de Sant Elies, según un superviviente, fueron fusilados el 3 de diciembre, en Montcada, Irurita, Goñi y los dos hermanos Tort. Varios patrulleros aseguraron en cambio que Irurita fue librado al consulado francés por orden de sus superiores y que acabó en manos de la Generalitat, quien lo utilizó como pieza para un intercambio de presos.

 PISTAS CONTRADICTORIASDurante la guerra, proliferan los testimonios de quienes dan por vivo o por muerto a Irurita, que se pueden considerar indicios o bien pruebas de la falta de información. Otros dan más de qué pensar. Como que el ministro Irujo asegurase haber gastado 24.000 pesetas para garantizar su manutención hasta mayo de 1937, o que aparezca en esa fecha con el número 806 en la relación de la Cruz Roja de detenidos en Montjuïc.

 LA 'APARICIÓN' DEL 39El 28 de enero de 1939, dos testimonios independientes, el que sería canónigo Joan Aragonès y el médico Josep Raventós, reconocen a Irurita saliendo del obispado. Le saludan y les contesta: «No griten, que me comprometen». No una frase del estilo «se confunden», destacan Feliu y Mir.

 ¿DE QUIÉN ES EL CADÁVER?Las dudas sobre la identidad del cadáver desenterrado en Montcada en 1942 se intentaron solucionar con un análisis de ADN en el 2006. Pero los resultados serían compatibles también con su sobrino Marcos Goñi.

¿TIENE RESPUESTA EL ENIGMA? «No hay conclusión posible. La incertidumbre empieza cuando lo trasladan de Sant Elies, el resto son hipótesis», reconoce Ponç Feliu. En su libro se recogen las versiones más inverosímiles (como que acabase en la URSS) aunque dan mayor credibilidad a que sobreviviera pero víctima de una «fortísima reacción emocional» por la culpa y por la firma de un documento comprometedor del que quedaría copia en el Vaticano. Bada solo considera «cierto» que Irurita no murió en diciembre del 36 y considera especulaciones la existencia de ese documento. Su hipótesis es que el Vaticano no designó un nuevo obispo hasta 1942 porque sabía que Irurita estaba vivo o porque hasta entonces no aceptó su renuncia. Y que eso se debió bien a que era difícil explicar que vivía alguien a quien se había dado por muerto, o a que psicológicamente no resistió haber sobrevivido, mientras que quienes le protegieron fueron ejecutados.

¿La respuesta? Si la hay, se sabrá cuando se desclasifiquen los documentos de esa época de los archivos vaticanos. Así que, paciencia.