LA ESCRITORA ALEMANA TRIUNFA CON SUS HISTORIAS ROMÁNTICAS

Segundo asalto del 'fenómeno Sarah Lark'

El 'best-seller' 'En el país de la nube blanca' ya tiene continuación

ANNA ABELLA
BARCELONA

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En ese «país de la nube blanca» que es la Nueva Zelanda a caballo entre el siglo XIX y el XX las mujeres pueden vivir exóticas aventuras con suerte dispar, ocurren violaciones y hay mujeres maltratadas, hay el imprescindible bálsamo de las historias de amor y el sufrimiento del desamor y los enamoramientos desafortunados, y hay historia, la de la cultura maorí, la colonización inglesa y la dura vida en los poblados mineros. La escritora alemana Sarah Lark vuelve a mezclar con eficacia a lo largo de 700 páginas varios de esos ingredientes, fórmula mágica del éxito que en el 2011 convirtió en uno de los fenómenos editoriales del año, gracias al boca oreja, la primera entrega de su trilogía neozelandesa,En el país de la nube blanca(250.000 ejemplares vendidos en España y dos millones y medio en todo el mundo). El segundo asalto esLa canción de los maorís(en castellano y catalán, en Ediciones B), que en menos de una semana en librerías ya lidera elránkingde EL PERIÓDICO.

LA CANCIÓN MAORÍ / Esta es su novela favorita, confesaba ayer en Barcelona Lark, por unos días lejos de su finca de Mojácar (Almería), donde vive desde hace años volcada en su otra afición, el cuidado de caballos y perros. Lo es, dice, porque tiene muchas cosas en común con las dos protagonistas, nietas de las dos mujeres que en la primera parte emigraban de Inglaterra en el siglo XIX para casarse con neozelandeses a los que ni siquiera conocían. «Una de ellas, Kura, tiene el mismo sueño que tenía yo de joven, ser cantante de ópera, pero en esa época y en un país sin cultura operística era difícil lograrlo. Ella tiene sangre maorí y a través de la música encuentra sus raíces, de ahí el título del libro. Y a Elaine le gustan los caballos y los perros, como a mí; es muy simpática, se enamora del hombre equivocado pero acaba hallando a un hombre bueno. ¡Aunque en la realidad ya no existen hombres así y si los hay ya tienen dueña!», apostilla entre risas.

Sin embargo, Lark no ahorra en drama y recupera un trágico hecho histórico: el accidente en la mina Brunner en 1896, el peor desastre minero de Nueva Zelanda, que se cobró la vida de más de 60 mineros. «Yo le cambio el nombre pero los hechos están muy documentados. Hubo una gran explosión porque había pocos pozos de ventilación y el único método para detectar las bolsas de gas era bajar con un pájaro: si moría es que los mineros corrían peligro. La novela trata de la cultura minera, de cómo se mejoraron las condiciones de trabajo, de cómo vivían hombres llegados de Inglaterra e Irlanda para llevar una vida dura en las minas, sin mujeres ni buenas casas».

Nacida en Bochum en 1958, en pleno apogeo de la cuenca minera del Ruhr, Lark no olvida el miedo que pasó cuando con nueve años bajó a una mina en una excursión escolar. «Conozco el lenguaje minero y recuerdo el vivir en una nube permanente, cómo respirábamos ese aire lleno de polvo de carbón».

La novela no evita situaciones escabrosas de maltrato y abusos. «Son problemas que las mujeres vienen afrontando desde hace miles de años en todo el mundo. Los hombres solucionan los problemas con violencia y sus mujeres son las víctimas que tienen más cerca -opina Lark-. Hoy hay casas de acogida y programas de ayuda y las mujeres lo tienen más fácil para escapar de los hombres violentos».

LOS MAORÍS / La autora seguirá aleccionando sobre la cultura maorí. Si ahora habla de música, enLa llamada del kiwi, que cerrará la trilogía, lo hará sobre su concepción de la vida y la muerte y las guerras maorís. «Lo llamaron guerra pero solo hubo 4 muertos en un bando y 20 en el otro -apunta-. Cada tribu tenía sus costumbres. Mantuvieron su música y su religión pero no tuvieron problemas para adaptarse a las costumbres de los ingleses».