Un AUTOR MALDITO MARCADO POR LA AUTODESTRUCCIÓN
El escritor que dormía en un banco del paseo del Prado
Fallece Gonzalo Torrente Malvido, segundo hijo de Torrente Ballester

El escritor Gonzalo Torrente Malvido, el pasado año en Ferrol.
Fue alma gemela de Camarón y compañero de sonadas borracheras, pasó por la cárcel de Carabanchel en los 60, publicó más de una docena de libros, en su mayor parte colecciones de relatos, y ganó algunos de los premios más prestigiosos del idioma castellano. También, y quizá haya que encontrar ahí la gran herida de su personalidad compleja y contradictoria, fue el segundo de los 11 hijos de Gonzalo Torrente Ballester y de su primera esposa, Josefina Malvido. Gonzalo Torrente Malvido (Ferrol, 1935) falleció el pasado lunes en Madrid a los 76 años, según confirmó su sobrino, el también escritor Marcos Giralt Torrente.
La misteriosa dedicatoria con la que Torrente Ballester abría su trilogíaLos gozos y las sombras-«A quien más dolor me causa»- estaba destinada a él y da la medida de la complejidad de las relaciones entre ambos. El padre fue un hombre de orden, cuando no un reaccionario, y el hijo un bohemio tocado por el estigma de la autodestrucción que muy bien podría haber tenido al borrachín y genial Charles Bukowski como santo patrón. Consecuentemente, el lugar donde más a gusto se sentía fue en el madrileño y canalla Bukowski Club de Malasaña, donde también realizó no pocas lecturas.
El año pasado, a Torrente Malvido también se le podía encontrar junto a los mendigos del paseo del Prado durmiendo en un banco al raso, algo que con la amarga ironía que le caracterizaba convirtió en una acción contra el «ninguneo» al que se le había sometido durante los actos del centenario de su padre (entre las numerosas quejas, la no reedición de la biografía que le dedicó a su padre,La saga/fuga de Gonzalo Torrente Ballester). También fue un asiduo de los hogares de acogida.
Sus libros son hoy inencontrables. En 1960 fue finalista del Premio Nadal por su novelaHombres varados, en el 63 obtuvo el Café Gijón porLa rayay en el 68 el Sésamo de cuentos porTiempo provisional. Ese mismo año pasó un tiempo en la cárcel franquista por el delito de haber utilizado públicamente un nombre supuesto.
En todas las entrevistas, Torrente Malvido tenía palabras de admiración hacia su padre, de quien sin embargo se desmarcaba en estilo e intenciones. Su trabajo Doce cuentos ejemplares, publicado en 1996, contó con un prólogo muy elogioso de Torrente Ballester, que por entonces ya había perdido la vista. Fue su hijo quien se encargó de leerle los relatos. «Yo apreciaba mucho a mi padre y él a mí», repetía.
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