Los excesos de Perejaume

En¡Ay Perejaume, si vieras la acumulación de obras que te rodea, no harías ninguna más!, un título largo, sorprendente y que juega al equívoco -¿se interpela el artista a sí mismo o lo hace otro?-,

La Pedrera reúne casi 200 obras del artista catalán, de las que un 80% son inéditas, en la que es la exposición más ambiciosa sobre el autor de las pinturas del techo del Liceu desde que, en 1999, el Macba (Museu d'Art Contemporani de Barcelona) le dedicó una retrospectiva. De manera que la muestra, con piezas desde la década de los 90 a la actualidad «enlaza perfectamente con ese episodio y rinde cuentas de cuál ha sido la tarea de Perejaume en estos 11 años», apunta su comisario, Martí Peran.

Así pues, ¿qué ha hecho el artista en este tiempo? A juzgar por lo visto y dicho por Peran, reflexionar sobre «la cultura del exceso, encarnada en el exceso de pintura y de imágenes». Y la primera lección que Perejaume saca de todo ello es la de la «modestia», apunta este artista multidisciplinar. «¿Cómo hemos de crear a partir de la saturación? No tengo ni idea. No tengo respuesta», afirma. Pero lo hace, él sigue creando, y lo hace sin olvidar una constante en su obra: el intercambio entre naturaleza y arte. Una relación que se puede resumir en una pregunta: ¿El artista, a partir de sus representaciones, nos acerca o nos distancia de la naturaleza?, y una afirmación: No hay ninguna imagen que no esté ya en la naturaleza. Restituyamos, pues, a la naturaleza lo que es suyo.

Y con la reproducción exacta de una piedra extraída de una pedrera y el original al lado,Natura i signatura(1990), empieza el recorrido de la exposición, organizada por la Obra Social de CatalunyaCaixa y en cartel hasta el 12 de febrero. Junto a ella, una restitución:Obra en préstec, una piedra de una tonelada y media tomada en préstamo de la cantera de Somerset (Gran Bretaña) para exhibirla y que devolverá al finalizar la exposición, como hizo en el 1993 en el centro Amolfini de Bristol.

BROSSA Y 'EL CANT DELS OCELLS' /Restituciones aparte, en lo que se centra la muestra es en la idea de exceso y amontonamiento de obras e imágenes con dos videoinstalaciones, una reproduce los movimientos de telón en una hipotética representación de todas las obras teatrales de Brossa, y en la otra suenan a la vez las 40 notas deEl cant dels ocells. A partir de aquí las montañas toman protagonismo, ya sea para crear bailes a partir de las líneas isométricas,Els horitzons i les cintures yMuntanyes, o para realizar relieves orográficos ficticios,Guixar amb el Pirineu.