Nuevo lanzamiento de una banda clave del rock estadounidense

Wilco se independiza y depura su audaz estilo

El grupo de Chicago edita mañana su octavo disco, 'The whole love', con su propio sello

El grupo estadounidense Wilco, con su líder en el centro, el cantante Jeff Tweedy. Abajo, la portada del nuevo disco, 'The whole love'.

El grupo estadounidense Wilco, con su líder en el centro, el cantante Jeff Tweedy. Abajo, la portada del nuevo disco, 'The whole love'.

NANDO CRUZ
BARCELONA

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Hace casi una década que el sexteto de Chicago Wilco se posicionó como banda troncal del rock estadounidense del nuevo siglo: conocedora de la tradición pero hambrienta de nuevos retos. Y el mismo tiempo hace que cristalizó la dramática escisión entre los que prefieren su vertiente más country y melódica y los que jalean cualquier exabrupto experimental. Mañana se publica The whole love, el octavo disco de la banda, y quizá sea el que más tenga posibilidades de satisfacer por igual a los fans tradicionalistas y a los vanguardistas. Buscadamente o no, aquí hay Wilco para todos los gustos.

The whole love es el tercer disco de estudio grabado por la misma alineación: la que lidera el cantante Jeff Tweedy y a la que se incorporó en último lugar el guitarrista Nels Cline. Justamente es este último uno de los grandes triunfadores del disco. Su cubista guitarra eléctrica se integra en las sobrias partituras de Tweedy con precisión superlativa, aportando una chispeante tridimensionalidad al sonido del grupo. Se puede comprobar en Born alone, donde sus estridencias eléctricas potencian el dulce sabor pop de la composición como granos de sal sobre una pastilla de chocolate.

El disco se inicia con Art of almost, un viaje de más de siete minutos que arranca con latido electrónico, crece con un ejército de violines en vuelo rasante, desciende a un llano donde surge la voz de Tweedy, se oxigena con una brisa dub y estalla en un final eléctrico y crispado made in Cline. Si Wilco quería sacudirse la etiqueta de grupo clásico y previsible, lo logra nada más empezar. Pero a lo largo de casi 60 minutos de disco, también hay folk acústico (Black moon), ecos de su pasado country (Open mind), guiños a los Beatles (Sunloathe), vodevilescas referencias a Randy Newman (Capitol city) y títulos que prometen caldear bien sus conciertos por su soleado y rockero ADN: Dawned on meStanding O, I might...

No obstante, el mayor atractivo de The whole love no es su variedad, sino la riqueza de cada canción. La mayoría son viajes llenos de giros y sorpresas, donde los músicos entran y salen con deslumbrante sutileza. Cuesta prever el rumbo de cada partitura. Sin apuntar nuevas vías experimentales, la sintonía actual de la banda les permite infinitas maniobras. Y sin ser un disco rompedor como Yankee hotel foxtrot, es más nutritivo que los dos últimos. Si no suenan tan osados, sí se les ve más capacitados para asumir riesgos en un futuro. Y la canción que cierra el álbum, One Sunday morning, 12 minutos sobre un delicioso punteo de Tweedy, es una exhibición magistral de contención en movimiento.

CAMINO A LA INDEPENDENCIA / Banda de prestigio y referencia absoluta como lo fue The Byrds en los años 60, The Band en los 70 o REM en los 80, el prestigio acumulado desde 1994 hace que en 2011 los movimientos empresariales de Wilco sean observados con el mismo interés que sus grabaciones. Y en The whole love, el sexteto rompe definitivamente con Warner. Aunque hasta hoy había publicado todas sus obras desde distintas divisiones de la misma multinacional, su relación siempre estuvo envenenada por el rechazo que la empresa planteó al viraje experimental del disco Yankee hotel foxtrot. Entonces Wilco renació con dobladas energías, saltando del subsello Reprise a Nonesuch. Pero tras cuatro discos, Tweedy y los suyos inician ahora a una nueva etapa fundando su discográfica, dBpm, y licenciando el disco al sello independiente Anti, hogar de Tow Waits, Bettye Lavette y Spoon, entre otros.

El primer single de este nuevo disco, I might, incluye en su cara b una versión de I love my label, una vieja canción de 1978 en la que el inglés Nick Lowe ironizaba sobre su relación con su discográfica. Wilco, otro grupo fundamental para comprender la música de nuestro tiempo, se desliga del dorado yugo de las atascadas multinacionales del ocio.