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Lienzos de digestión lenta

El Espai Volart estrena temporada con dos exposiciones dedicadas a Jordi Fulla y Alfons Borrell que invitan a la contemplación y la reflexión

'Goldfish' (2011), pintura sobre papel japonés de Jordi Fulla.

'Goldfish' (2011), pintura sobre papel japonés de Jordi Fulla.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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no comparten generación ni estilo, pero sí tienen en común la cualidad contemplativa de sus piezas. Tanto Alfons Borrell (Sabadell, 1931) como Jordi Fulla (Igualada, 1967) crean obras para ser digeridas lenta y calmadamente. Ambos exponen, hasta el 18 de diciembre, en el Espai Volart, y ambos apelan a una visita pausada de su trabajo. «El componente de instalación de la muestra -apunta Fulla- invita a situarte en el medio y entrar en su discurso». Más radical es Albert Perelló, comisario de la exposición sobre Borrell:

«He pedido que pongan un banco en la sala para que la gente se pueda sentar y disfrutar de las piezas de forma contemplativa».

Largo es, también, el proceso de creación del artista igualadino. «Son los cuadros que más tiempo me han ocupado», afirma el pintor. De hecho, recibió el encargo de la muestra hace dos años, y decidió hacer una exposición con obra nueva con la idea de «reflexionar cómo hemos llegado hasta aquí y pensar qué hacer a partir de ahora». Para ello, se sentó en su mesa de estudio y empezó a dibujar sin ninguna pretensión. El resultado es un conjunto de piezas sobre papel de diferentes estilos. «Quería recogerinputs, no estructurar algo en concreto», se justifica. Toda esta reflexión y este parar para volver a empezar surge del momento de crisis actual, que para Fulla «no es solo económica, sino que también es humana», y de una corta visita al Japón que le hizo ver que «hay una manera diferente de mirar el mundo». El resultado, además de los dibujos, son 4 piezas de gran formato que hacen referencia al arte de Oriente y se comportan, por su distribución en la sala, como biombos.

GRUPO GALLOT / Fuertemente seducido por Japón y defraudado con Barcelona, «no hay simbiosis entre el mundo creativo, los políticos y los gestores», Fulla no descarta «hacer la maleta y marchar». Algo que posiblemente se planteó un montón de veces Alfons Borrell, uno de los pintores catalanes más reconocidos -junto a Tàpies es el artista que más tiempo lleva haciendo abstracción en el país- pero menos conocidos. Poca fortuna que Perelló achaca a las circunstancias políticas y sociales de la época de juventud y madurez del artista. «Entonces, hacer pintura abstracta implicaba el vacío absoluto, y más en una ciudad como Sabadell».

Aunque Borrell tuvo su momento de gloria, en 1960, cuando, junto con los otros miembros del grupo Gallot, llevó a cabo dos acciones pictóricas en medio de la plaza de Catalunya, con gallinas incluidas. La muestra, sin embargo, recoge pinturas más recientes, desde 1993 hasta la actualidad, algunas inéditas. Lo que se ha pretendido es buscar «obras espectaculares que expliquen lo que es la obra de Borrell», afirma Perelló. Un juego entre las cortinas de color y la geometría.