Eva Gabrielsson: «No estoy amargada, estoy enfadada, tengo derecho»

Stieg Larsson murió en el 2004 sin ver el millonario éxito de su trilogía 'Millennium', sin testar y sin casarse. Destino y Columna publican el libro donde la que fue su compañera durante 32 años habla de su duelo, su vida en común y la lucha que la enfrenta al padre y al hermano del escritor, que según la ley sueca, lo heredaron todo y han creado una «industria Larsson» de la que la viuda abomina.

«No estoy amargada, estoy enfadada, tengo derecho»_MEDIA_1

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ANNA ABELLA

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-Bajo la dedicatoria del libro, a aquellos que la sostuvieron cuando se tambaleaba, hay unas rayitas. ¿Es un símbolo del I Ching, el antiguo libro oracular chino? 

-¡Sí! Te haces una pregunta y la respuesta te la da un símbolo con un significado que puede interpretarse de muchas maneras. El símbolo del libro es muy explosivo, significa trueno sobre trueno. Da miedo.

-¿Y a qué pregunta respondía?

-No puedo decirlo. Utilizo el I Ching cuando necesito consejos y busco ideas en que pensar. Lo conocí cuando traduje El hombre en el castillo, de Philip K. Dick. Va de un futuro alternativo en que Hitler ganó la guerra.

-Aún lleva las dos alianzas, la suya y la de Stieg. Sorprende saber que estuvieron a punto de casarse dos veces, la segunda poco antes de morir. 

-Lo correcto habría sido formalizar lo nuestro, pero la realidad, el trabajo, las amenazas... lo impidieron.

-¿Qué cree que pensaría hoy Stieg si levantara la cabeza?

-Estaría indignado, furibundo, fuera de sí. Nunca podría haber imaginado todo lo que ha ocurrido. Hay líneas que no se deben cruzar. La ley no te obliga a heredar... La familia de Stieg podría haber firmado un papel cediendo derechos a terceros.

-¿Qué le diría a la familia si ahora la tuviera delante? 

-Ya no hay nada personal que quiera decirles. Dice mucho de la gente que para solucionar el problema te propongan que te cases con el padre de Stieg para así heredar el apartamento. Tras su muerte supe que ellos no podían ayudarme en nada y yo tampoco esperaba nada de ellos.

-Explica que en el cuarto e inacabado libro Lisbeth Salander se borra los tatuajes a medida que se venga de sus enemigos. ¿Quién es el enorme dragón de su espalda? 

-Todo lo que yo cuento en las entrevistas ellos [la familia] lo recortan y al cabo de unos días repiten lo que yo he dicho a los medios diciendo: «¡Ah! sí, eso Stieg ya me lo había dicho a mí». Él [Joakim] dice que ha leído el cuarto libro entero. ¡Pregúntele a él! ¡Además ahora dice que Stieg se lo había mandado por email!

-Y si fue así, ¿por qué se lo ha reclamado siempre a usted? 

-¡Exacto! Es muy triste intentar ser alguien importante solo por ser el hermano del alguien famoso. Tras la muerte de Stieg la familia ha actuado sin compasión ni emoción y esa es la razón de más peso por la que no deberían tener derecho a gestionar la herencia literaria. Que se queden con el dinero pero que no tomen decisiones sobre la obra.

-Tras sobrevivir al duelo y el dolor afirma que quiere vivir. Pero el libro aún destila rabia y resentimiento.

-Necesito ser constructiva y dejar esta espiral negativa y destructiva. Seguiré con mis proyectos y corrigiendo lo que se dice de él o de mí. No es resentimiento. No estoy amargada, estoy enfadada y tengo todo el derecho. Vuelvo a tener alegría, el libro me ayudó, fue como una terapia.

-¿Sigue dispuesta a terminar el cuarto libro a cambio de la gestión del legado de la obra de Stieg?

-Ya no lo tengo tan claro. En el 2005, cuando empezaba el éxito, estaba convencida pero he tenido tiempo para reflexionar. Ahora creo que la sugerencia de mi abogada fue un error porque abriría la puerta a más escritores fantasmas y solo quedaría el nombre de Stieg en la portada. Estoy cansada y harta de ser como un limón que todo el mundo exprime.

-¿Cree que acabará alguien algún día el cuarto libro?

-No.

-¿Está en su poder aún? 

-No, no lo tengo. No está en mi casa.

-¿Puede decir quién tiene ahora el manuscrito?

-No. A no ser que quiera que esa persona u organización sufra la búsqueda por parte de la policía en su casa.

-Carga contra la industria Larsson.

-Es un peligro porque con el tiempo, como el autor no está para opinar, todo se diluye, se explota su imagen y solo queda el nombre del producto.

-Habla de falsos amigos que escriben libros y hablan en platós de TV. Parece aludir a Kurdo Baksi, autor de Mi amigo Stieg Larsson.

-Sí. Es un hombre desesperado buscando sacar dinero de cualquier forma. Es como ser, no el hermano, sino el amigo del autor muerto. No entiendo que en su libro dijera que Stieg no sabía escribir, que se inventó hechos, que no investigaba...

-En junio se publicará en su misma editorial una selección de artículos de Stieg hecha por Daniel Poohl, director actual de Expo

-No sabía nada de eso. Ni idea.