ENTREVISTA A SR. CHINARRO. EDITA SU 11º DISCO 'PRESIDENTE'

Sr. Chinarro: «Algo psicológico me impide cantar suelto»

Jovial Madurez. En los 90 grabó sus discos más agónicos. En el 2005 inició su etapa pop y vitalista.

El sevillano Antonio Luque da otro sorprendente salto en su camino hacia un pop fresco y claro. Hoy publica su álbum más profesional.

«Algo psicológico me impide cantar suelto»_MEDIA_1

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NANDO CRUZ

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-¿Estas canciones ya nacieron así de frescas o la banda las despierta?

-Ellos le dan el último achuchón. Sobre todo, Jordi [Gil, guitarrista y productor del disco]. Algunas quedan igual, pero en otras ellos meten acordes y rehacen las estructuras. Y yo encantado, claro. Así se registra luego en autores y yo les doy un abrazo.

-Algo más les dará. No le han plantado como tantos otros músicos.

-Antes me empeñaba en tocar con los colegas. Al final decidí tocar con músicos y hacerme colega de ellos. Es más fácil hacerte colega de un músico que hacer músico al colega.

-¿Es el gran cambio de su carrera?

-Ese y que yo también iba en plan colega. No me creía que se pudiera vivir de la música. En mi ciudad, la cultura es la procesión de Semana Santa y la borrachera de la Feria de Abril.

-También existía el tópico de que el indie ha de ser siempre minoritario.

-Yo vendo discos.La primera ópera envasada al vacío (2001) vendió más de 5.000 copias. YRonroneando(2008) ha estado cerca, aunque con lo de las descargas todo se ha venido abajo.

-Se está convirtiendo en un portavoz contra las descargas gratuitas.

-Yo no me voy a gastar 20.000 euros en una grabación, que es lo que ha costadoPresidente,si todo el mundo se lo descarga y nadie lo compra. Para el siguiente no me darán tanto. Iré a un estudio de 250 euros la hora y lo grabaré todo en primeras tomas. Si la gente se empeña en que esto ha de ser gratis, la calidad empeorará.

-A veces explicas a alguien que un vinilo en un buen equipo transmite más que un archivo mp3 y te mira como a un sibarita trasnochado.

-Yo nunca tuve un gran equipo de alta fidelidad, pero sabía cómo sonaba un buen equipo. Hoy la gente no lo sabe. Entro en casa de personas que tienen una nevera para conservar el vino a temperatura y luego oyen música con un cacharrito para apoyar el iPhone. Para mí la música tiene unos valores, y defiendo que se respeten los derechos del que paga una grabación y quiere compartirla.

-¿Desde cuándo estudia canto?

-Empecé un mes antes de grabar el disco, pero llevaba un año pensándomelo. Tampoco es que ahora ya cante bien. Sigo apretando la garganta porque hay una especie de tensión que no deja que suba la columna de aire directa desde el diafragma.

-Y, según la profesora, ¿de qué se trata? ¿De un problema técnico o psicológico?

-Al final es como la canción de The Smiths: «¿Es tu cuerpo el que ordena a la mente o es la mente la que ordena al cuerpo?». Hay algo psicológico que impide que me suelte. Estoy tenso y agarrotado, pero yo soy así. Lo hago así todo. Si lograse resolver eso sería positivo para mí en general.

- El fuego amigo (2005) fue su primer intento de hacer música más accesible. ¿Hablaba con Jota [de Los Planetas] de cómo llegar a la gente?

-Eso lo hablaba él. Él quiso hacerlo así como productor. Y yo dije que si salía bien, se lo agradecería mucho.

-Algún mérito tendría usted, ¿no?

-Claro. Usted no se puede imaginar el mérito tan grande que es que un artista, y perdone que me llame así, se deje aconsejar. Estamos hablando de un gremio de gente vanidosa, engreída, insegura e inestable. Y yo, el primero.

-En cualquier caso, demostró que sabía componer canciones menos herméticas y más disfrutables.

-Las canciones eran más o menos como siempre. El problema era lo que metía luego: teclados raros, guitarras que armónicamente no funcionaban y acordes con pretensiones arty que hay gente que parece echar de menos. EnEl fuego amigo, cuando yo ya iba a meter mis cosas raras, Jota me dijo que me fuera a la piscina.

-¿Por qué quería sonar críptico?

-Hacía como esa gente que firma y luego hace un tachón encima. Eso va con la manera de ser de cada uno. En esos discos de los años 90, yo hacía un tachón en el que alguna gente quiere ver una muestra de genialidad que ya se ha perdido. Yo sigo viendo un tachón.

-¿Presidentebusca otro salto? Este disco es aun más profesional y accesible.

-Vivimos de los conciertos y si tocas una canción y ves que a la gente le gusta, tú también lo pasas mejor. Entonces, miras cuáles son las que más gustan, las estudias y aprendes a hacerlas así. No es que trabajes al gusto del consumidor, pero no mola nada ver a la gente con cara de «qué coño es esto». O, peor aún: no ver a la gente.

-Cualquier otro artista negaría estar arreglando las canciones intencionadamente para gustar al público.

-Eso son cosas de la edad. Hace 20 años yo tampoco hubiese respondido así a esta misma pregunta.

-¿Qué habría contestado?

-Alguna burrada, seguro.