La esperada visita de la estrella australiana

Kylie expone su glamur pop en el Sant Jordi

Kylie Minogue, en uno de los conciertos de la gira 'Les follies'.

Kylie Minogue, en uno de los conciertos de la gira 'Les follies'.

JORDI Bianciotto

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Kylie Minogue nunca ha sido la reina del pop (papel reservado para Madonna) sino la princesa; no ha desplegado planes de dominación mundial, ni ha generado escándalos. Todo en ella es más bien de miniatura, y ni siquiera genera fobias como sí han despertado Britney Spears o Lady Gaga. Pero esta cantante australiana, a quien hemos visto crecer desde los días de la serie televisivaNeighbours (Veïnsen TV-3), es una triunfadora de largo recorrido que contradice las reglas de la longevidad en el pop de consumo, Aquello de que un icono comercial no dura más de un lustro. Mañana termina con una anomalía y debuta, por fin, en Barcelona.

Tenía que visitarnos en elFever tour del 2002, la gira que oficializó su retorno triunfal tras unos años inestables, pero la fecha coincidió con una huelga general y no pudo ser. Un año después ofreció un showprivado para el Deutsche Bank en el casino de Sant Pere de Ribes. Ahora, llega al Palau Sant Jordi con una carga de buenos deseos: presenta Aphrodite, un disco consagrado a la diosa del amor. Elshow,Les follies, es una fantasía mitológico-acuática escenificada ante una construcción que evoca la Grecia antigua y que incluye una serie de surtidores de agua repartidos a lo largo de dos pasarelas.

DEUDA SALDADA/ Su voz suena jovial y resolutiva a través de la línea telefónica. «¡Por fin, Barcelona! Recuerdo la suspensión de hace años. Me sentí destrozada», suspira Kylie, que desde hace un tiempo guarda su apellido en el cajón. DefiendeLes follies como «un espectáculo en el que pasan muchas cosas y que empuja a la gente a enamorarse». Elshow incluye 25 canciones, nueve de las cuales proceden deAphrodite. «Un disco que, desde el principio, quise que fuera muy pop y bailable, y por eso no tiene ninguna balada», apunta.

Kylie es la única cantante femenina cuyos discos han sido número uno en Gran Bretaña (su segundo país) en cuatro décadas distintas, desde los 80 hasta hoy. Aunque consolidadísima en los mercados europeos, Estados Unidos siempre se le ha resistido. Quizá le falte un poco de factor criminal o de sexualidad agresiva para competir con las amazonas del r&b norteamericano. «Durante muchos años me repitieron ese mensaje: ¡ataca América! ¡Conquístala! Pero es un mercado muy distinto y requiere mucha dedicación. En el 2009 hice mi primera gira importante en Estados Unidos, y fui bien recibida. Pero no sé qué ocurrirá». Elegante con sus rivales, lanza piropos a Lady Gaga, una artista que, con su vocación antiestética, simboliza lo contrario que ella. «Ha sido una carga de dinamita para el mundo del pop. Sus canciones son potentes y eso es lo más importante. Es lo que la gente necesitaba ahora mismo. Aún no la he visto en directo, pero soy fansuya», asegura.

FELIZ DERROTA/ Cuesta acordarse de aquella Kylie Minogue que, a mediados de los 90, quiso terminar con su imagen depin upadolescente, manejada por el eficaz trío Stock, Aitken & Waterman, y se acercó a Nick Cave (el dúo fúnebreWhere the wild roses grow) y Manic Street Preachers. Nacióindie-Kylie. Aquella reconversión, plasmada, sobre todo, en el discoKylie Minogue, de 1997 (su título inicial, Impossible princess, fue cambiado a última hora tras la muerte de Diana de Gales) no cuajó, aunque le ganó simpatías en el paisaje alternativo. «Estaba buscando y solo tenía claro que quería hacer algo distinto. Estoy orgullosa de aquellas canciones, sobre todo de los textos», explica.Light yearsy Fever, discos más predecibles pero de alto poder comercial, señalaron el camino de salida a aquellos años de dudas.

Sus giras, casi todas inmortalizados en vistosos DVD, suelen asegurar dosis equilibradas de excitación y fantasía. Los shows de Kylie Minogue no buscan revolucionar, sino emocionar y entretener. Pero ella ya piensa en un cambio de patrón. «Me gustaría hacer en el futuro otro tipo deshows. Podríamos llamarlo unanti-tour, con actuaciones de formato más pequeño, que incluyeran material más raro, caras B, canciones que no he interpretado en directo...» Mientras llega,Les folliespromete dos horas de espectáculo pop en manos de una experta enentertainment.