análisis

Sobre las nuevas formas de censuras

Antonio José Navarro
CRÍTICO DE CINE

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Todavía sigue generando encendidas polémicas la suspensión cautelar de la proyección de A serbian film en San Sebastián, a raíz de una denuncia de la Concapa. Mientras, nadie parece acordarse del mal precedente que sentó el caso Saw VI (Kevin Greutert, 2009), filme calificado X por el Ministerio de Cultura por hacer «apología a la violencia» y que finalmente se estrenó un año después, con tres minutos de cortes… La maniobra del ministerio escondía el deseo de determinadas fuerzas progresistas por tutelar la moralidad de los ciudadanos / espectadores en aras de lo políticamente correcto.

Así pues, ¿cómo no iban a hacer lo mismo los herederos ideológicos del nacionalcatolicismo? Que la Concapa haya cargado contra A serbian film era cuestión de tiempo y oportunidad. Y no seamos ilusos. Aquí no solo se está debatiendo sobre la vulneración de la libertad de expresión, sino nuestro modelo de sociedad. ¿Debemos ceder a la presión de grupos como este, que considera A serbian film un atentado contra «la dignidad de la persona y la integridad del menor por el contenido de sexo y violencia extrema»? Desde luego que no. Sobre todo, cuando los nuevos inquisidores son tan embusteros como lo fueron en el pasado. Como explicó Srdjan Spasojevic en un encuentro con el público del festival de Sitges y como ratifica en la entrevista de esta misma página, en A serbian film jamás expuso a sus actores infantiles a situaciones traumáticas o de explotación sexual. Los padres fueron informados en todo momento del contenido de la película, se contó con un psicólogo en el equipo y se recurrió a efectos especiales en las escenas más extremas.

En realidad, y como deja bien claro el comunicado de la Concapa, su acción legal contra A serbian film no es más que un nuevo ataque por parte de las fuerzas ultraconservadoras de siempre,  pues piden al Ministerio de Cultura «coherencia con la actuación general de su Gobierno, que se proclama defensor de las políticas de mujer y de menores». Quizás lo que menos les importa son los derechos de los menores y el respeto a la mujer. ¿Dónde están sus denuncias contra las televisiones que vulneran constantemente el horario protegido con programas-basura que son un ataque a la dignidad de quienes los ven, ya sean niños o adultos? ¿Y contra cadenas como Disney Channel, donde se fomentan actitudes alienantes, sexistas y consumistas entre los adolescentes? Irónicamente, la actuación de la Concapa ha elevado ya a la categoría de mito A serbian film, cuadriplicando sus descargas en Internet y convirtiéndola en un auténtico caramelo comercial en su hipotético lanzamiento en DVD.

Épocas oscurantistas

Aunque habrá que estar vigilantes. Hemos de defender nuestro derecho a ver y juzgar, de acuerdo con nuestros propios criterios artísticos y morales, el producto de cualquier forma de expresión artística, por duro y desagradable que sea. No debemos dejar que nos adoctrinen, o que interfieran en nuestro desarrollo colectivo y personal, individuos o grupos, cuya visión de la sociedad y de sus complejidades es propia de épocas oscurantistas.