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'El Quijote' de China

Imagen erótica del 'Jin Ping Mei'.

Imagen erótica del 'Jin Ping Mei'.

ELENA HEVIA / Barcelona

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Para el común de los lectores, adentrarse en un clásico de la literatura china puede parecer un esfuerzo tan ímprobo como escalar el Everest. A las dificultades imaginables, las oceánicas diferencias culturales, se unía hasta ahora la imposibilidad física de encontrar una traducción. Por raro que parezca, esta semana coincide la aparición de dos clásicos fundamentales de las letras chinas, la elegante y delicadaSueño en el Pabellón Rojo, de Cao Xuequin (Galaxia Gutenberg), y el Jin Ping Mei,una descarnada saga familiar cargada de sexo, corrupción y venganzas, inédita hasta hoy en castellano.

Para completar la coincidencia no habrá una sino dos versiones distintas delJin Ping Mei.Destino la sirve a partir del cotejo de varias traducciones clásicas del francés, inglés y alemán bajo el título deFlor de Ciruelo en Vasito de Oro, mientras que la exquisita editorial de Jacobo Siruela, Atalanta, la presenta con su nombre original y coloca en portada el seudónimo bajo el que se esconde el desconocido autor de la obra, El erudito de las carcajadas. La apuesta de Atalanta, sello que cumple cinco años, incluye además los grabados en blanco y negro de la edición original del siglo XVIII y las magníficas ilustraciones a color de un álbum del siglo XIX, de contenido sexual mucho más explícito. Y, sustancial diferencia, ofrece la traducción íntegra, directamente del chino clásico, obra de la sinóloga y profesora de la Universidad de Granada Alicia Relinque. La obra en dos volúmenes, de la que ahora aparece el primero, se completará el año que viene.

'FALCON CREST' / ElJing Ping Mei, que apareció en China hacia 1617, tres años después de la segunda parte deEl Quijote, es una novela de sátira política, un primitivo retrato de costumbres. Para Xavier Roca-Ferrer, responsable de la versión de Destino, el argumento tiene su equivalente argumental en series televisivas comoDallasoFalcon Crest: «Aunque sea, naturalmente, un culebrón familiar muy bien escrito». Su gran fama de obra maldita y escandalosa procede de la explícita narración de las escenas sexuales. «Los personajes delJin Ping Meison de baja estofa y las descripciones sexuales muy ordinarias. A medida que iba haciendo la traducción -cuenta Relinque- se la mandaba a Jacobo Siruela y ambos nos asombrábamos de la crudeza del relato». Para la traductora, el sexo es una mera excusa para hablar de una corrupción generalizada, que históricamente tenía su paralelo con los abusos de poder de la dinastía Ming. «Lo que hace la obra es poner en solfa toda idea de moral, comercializando hasta el límite las relaciones humanas. En la novela, de más de 2.000 páginas, solo hay dos o tres momentos en los que los personajes hacen algo por nada».

No es de extrañar que elJin Ping Mei haya circulado tanto en China como en Occidente bastante expurgada. Para facilitar su acceso, en la versión de Destino se han eliminado algunas repeticiones. Una práctica habitual en Europa hasta los años 40 del siglo pasado fue la de traducir los fragmentos más atrevidos al latín. «Así querían evitar que cayeran en manos de lectores no formados», dice Roca-Ferrer.

En la China actual, la obra tampoco se ha librado de la condensación. «Allí es una práctica habitual que las obras literarias circulen adaptadas y reducidas. Paradójicamente, y pese al férreo control estatal de internet, en la red se pueden encontrar versiones pirata completas».