EL LIBRO DE LA SEMANA

Desmontando a Henry

Colm Tóibín se consagró como el mejor novelista irlandés de su generación con la multipremiada 'The Master'. Conectando las enseñanzas de Henry James, protagonista de aquel libro, con sus títulos anteriores sobre el destino, el desarraigo y la vulnerabilidad, el maestro de Enniscorthy vuelve con su obra más redonda: la perfecta y dolorosa historia de una exiliada superada por sus circunstancias.

Colm Tóibín ofrece en 'Brooklyn' un depurado contrapunto al James de 'Retrato de una dama'

Un trabajador se toma un respiro ante el puente de Brooklyn, en 1955.

Un trabajador se toma un respiro ante el puente de Brooklyn, en 1955.

RICARD RUIZ Garzón

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Hasta hace poco, una de las mejores formas de resumir el universo literario del escritor irlandés Colm Tóibín (Enniscorthy, 1955) consistía en recordar que, en su lengua natal, al exiliado se le llama deoraí, es decir, el que ha conocido las lágrimas. El dolor del desarraigo, el duelo por la pérdida, la nostalgia del regreso y la fragilidad de quien intenta adaptarse a paisajes y entornos extraños eran, en efecto, constantes psicológicas que aparecían en su ópera prima El sur, en el malogrado Richard Garay de Crónica de la noche y también, por contraste, en la relación entre Declan y las mujeres Deveraux de El faro de Blackwater. Incluso, aunque el desplazamiento fuera en ella violentado por la meteorología, en Un llarg hivern, el único texto de Tóibín traducido al catalán antes de Brooklyn.

CAMBIO DE ESTILO / Pero entonces, en el 2004, llegó The Master, el espléndido retrato de Henry James que consagró al de Enniscorthy. Y desde ese momento algo cambió en su estilo, hasta el punto de que su depuración habitual derivó en una contención jamesiana, una combinación de gusto por el detalle y devoción por los silencios, una búsqueda de eficacias emocionales ajenas al alarde sentimental y al exhibicionismo retórico. En suma: en una línea con la que el irlandés recuperaba lo mejor del americano y evitaba en cambio lo más prescindible de su obra.

Ese Tóibín, el Tóibín más perfecto y ejemplar, el que emociona sin trucos baratos y aspira sin tapujos a la perdurabilidad, es el Tóibín que brilla como nunca en Brooklyn. Es el Tóibín que narra de forma clásica, en una tercera persona tan intimista que a menudo parece una primera, la peripecia de una chica irlandesa llamada Eilis Lacey, nacida como el autor en un pequeño pueblo del sur de Irlanda. Obligada por la penuria de posguerra, pero también por la insólita jugada de una hermana mayor que le legará su futuro más brillante, Eilis viajará a Nueva York para trabajar en un comercio del Brooklyn de los años 50.

La oportunidad, sin embargo, se verá mermada por la propia actitud de Eilis, que vivirá su aclimatación, sus estudios, su vivienda compartida, sus bailes parroquiales y su primer amor como si contemplara la existencia de otra persona. Una des-gracia familiar, por fin, la obligará a regresar. Y el suceso, claro, la enfrentará a la decisión más importante de su vida. Una decisión grande para una vida pequeña. Un reto.

Los lectores que recuerden el jamesiano Retrato de una dama comprobarán enseguida que la Eilis de Brooklyn realiza el viaje inverso al efectuado por la Isabel Archer de James. No solamente porque una y otra crucen sus trayectos entre Europa y América, sino también porque la resolución y la herencia de Archer la empujarán a enfrentar la manipulación de su destino de forma opuesta a la de Eilis.

El conflicto entre libertad y responsabilidad, la asunción del convencionalismo por temor o imposición moral, la distinta presión de la sociedad en una chica humilde y una dama, pese al paso de las décadas, todo ello hace que las obras de James y Tóibín se reflejen como espejos de infinitos matices, la mayoría irreproducibles aquí.

MARIONETA DEL DESTINO / En cierto modo, Tóibín ha trascendido el homenaje habitual con una historia impecable, bella y dolorosa, controvertida en su intención última, cuyos aires clásicos permitirán que se lea con la misma intensidad hoy que mañana. Cualquiera que se haya sentido alguna vez marioneta del destino admitirá la rotundidad del planteamiento del irlandés. Cualquiera que admire a Henry James sin entreguismo secundará su propuesta. Tóibín ya no es discípulo de nadie. Es ya su propio maestro.

3 BROOKLYN / BROOKLYNSFlbColm Tóibín

Trad.: Ana Andrés Lleó / Ferran Ràfol. Lumen / Amsterdam

288 / 240 páginas. 18,90 €