entrevista con el Actor

Ricardo Darín: "No soy ningún santo, tengo zonas oscuras"

Interpreta uno de sus personajes más oscuros en 'Carancho', que acaba de presentarse en San Sebastián y hoy se estrena.

N. S.
SAN SEBASTIÁN

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-¿Qué conocimiento tenía usted de las prácticas de los caranchos antes de hacer esta película?

-En realidad, un carancho es un ave carroñera de Suramérica. Desde que la película se estrenó en Argentina, allí también se conoce como caranchos a estos abogados a quienes en Estados Unidos llaman ambulance chasers (perseguidores de ambulancias). Se presentan en medio de un siniestro y se ponen a repartir tarjetas a las víctimas o a sus parientes, tratan de hacer negocio con la desgracia ajena. Ahora incluso hay un proyecto de ley anticarancho para poner freno a estas prácticas.

-¿Gracias a la película?

-Sí, es estimulante que a través del arte se pueda cambiar la sociedad. Carancho acaba funcionando como denuncia social precisamente porque no lo pretende, sobre todo es una historia de amor situada en un contexto de cine negro. Cuando el público se da cuenta de que tratas de sermonearle, te rechaza.

-¿Cuántas personas como su personaje se ha cruzado en la vida?

-¿Cuántos malnacidos? Conozco a muchos. Pero no quise juzgar al personaje, porque esa postura te encorseta. Traté de meterme en su piel y encontrar puntos en común.

-¿Los encontró?

-No me considero un santo, tengo mis zonas oscuras y las visito de vez en cuando. De todos modos, los verdaderos hijos de puta no son conscientes de serlo, por eso resultan tan dañinos.

-Es su papel más físico, ¿no es así? Más visceral que intelectual.

-Animal, diría yo. Los caranchos son pájaros muy hermosos pero a la vez muy peligrosos. Yo quise actuar como un carancho, resultar carismático y amenazante a la vez. De todos modos, mi personaje empieza siendo el depredador y acaba siendo la presa. Dibujar esa evolución no fue fácil. Casi acaba conmigo.

-¿A qué se refiere?

-Interpretar ciertos personajes te perturba. Recuerdo que un día, durante el rodaje de una escena complicada, de repente bajó de un coche una mujer encantadora para pedirme un autógrafo, y yo estaba tan metido en la escena que empecé a gritarle. Al final fue ella quien acabó mandándome a mí al carajo.

-Carancho se ha definido como la unión entre el cine comercial, que encarna usted, y el cine independiente, que representa el director Pablo Trapero. ¿Qué le parece?

-Esas distinciones me parecen muy simplistas. Carancho ha sido la película más vista del año en Argentina, ¿significa eso que no es independiente? No sé. Yo solo diferencio entre películas buenas y películas malas. He visto películas de gran presupuesto que son muy intrépidas y también he visto cine de autor horroroso. De ese hay mucho.