67ª edición del festival de Venecia

¿Y si Miike gana el León de Oro?

El director japonés presenta '13 assassins', puro cine de samuráis muy al gusto de Tarantino

Takashi Miike, ayer en Venecia.

Takashi Miike, ayer en Venecia.

N. S.
VENECIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si un loquero examinara a Takashi Miike, lo encerraría de por vida. Imágenes como las creadas por el director japonés, uno de los más prolíficos del mundo -contando sus trabajos para vídeo y televisión, ha firmado casi 50 títulos en los últimos 10 años-, solo caben en la mente de un psicópata: en Ichi the killer (2001), un hombre es partido en dos mitades simétricas; en Dead or alive (1999), una muchacha muere ahogada en una piscina de caca, y un duelo de bazucas destruye el planeta; en Fudoh (1996), una colegiala dispara dardos desde sus bragas, y Audition (1999) orquesta una horripilante secuencia de tortura con largas agujas e hilo de nailon. El tipo, ya lo advertíamos, es un demente.

Este año, no es broma, Miike podría alzarse con el León de Oro. La posibilidad ni siquiera es remota, porque 13 assassins, presentada ayer a concurso, es puro cine de samuráis, y, quien haya visto Kill Bill lo sabrá, no hay género que guste más a Quentin Tarantino, presidente del jurado, que ese. Además, en tanto que defensores del poder expresivo de lo cabestro, ambos son almas gemelas.

Mejor '13 de patíbulo'

13 assassins es una versión de Jûsan-nin no shikaku (1963), aunque eso a usted probablemente le deje igual. Mejor será rebautizarla como 13 del patíbulo, dadas las similitudes de su argumento con el del clásico bélico de 1967 dirigido por Robert Aldrich: un samurái veterano recluta a otros doce y los adiestra para cumplir una misión suicida. Es una película sin nudo, mitad planteamiento mitad desenlace, literalmente. Su última secuencia es una extenuante batalla que dura 45 minutos y que enfrenta a nuestros héroes con un ejército de más de 200 hombres en un poblado repleto de trampas más propias de El equipo A que de una película de samuráis. Ruedan cabezas pero, considerando sus estándares, Miike parece haberse contenido.

De hecho, 13 assassins puede describirse como una obra clásica que, sin embargo, destila cierta sensibilidad contemporánea, en tanto que medita sobre el código samurái que proclama la obediencia incondicional al maestro incluso en contra de los intereses de la nación. «Esta película es sobre la sociedad actual», sobre la necesidad de desafiar códigos normativos caprichosos. Según sus palabras, el mensaje es: «Haz tu vida». ¿Miike se nos ha vuelto cívico? Antes de responder, recordemos que la Mostra también presenta Zebraman 2, segunda entrega de las aventuras de un atontado maestro de escuela que un buen día decide patrullar Yokohama vestido de cebra. Este hombre no está bien.