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Omar Khayyam

CARLES Duarte

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A lo largo de los siglos hay algunos autores que, reanudando y proyectando un pensamiento y una emoción que les trascienden, confieren a la literatura una dimensión universal, que va más allá de la trayectoria cotidiana de cada uno y que nos expresa. Hay una corriente de fondo que religa la Biblia, Homero, Ovidio o Shakespeare, donde laten con fuerza las pulsiones que dominan el alma humana. Y de ello forma parte Omar Khayyam, poeta persa nacido en Nishapur y que vivió a caballo entre los siglos XI y XII. Lo tenemos que situar dentro de una tradición donde figuran escritores tan venerados como Rudagi, Hafiz, Sa'di, Firdawsi o Rumi. Ahora Àlex Queraltó acaba de publicar una excelente versión de las Quartetes de Khayyam traducidas al catalán desde el persa. La libertad intelectual y la poesía vitalista y descreída («N'estic fart, d'adoradors d'ídols i de temples») de Khayyam resultan de una notoria contemporaneidad. De la misma manera que también se nos hace especialmente interesante desde la mirada de hoy Khayyam porque fue, además de poeta, un notable matemático y astrónomo. Pero la confluencia entre el verso y la ciencia tiene precedentes todavía más lejanos como el presocrático Cleóstrato de Ténedos. Leer Khayyam es reencontrar el carpe diem de Horacio que nos invita a saborear cada momento: «Només hi ha un instant del món del dubte al de la certesa./Aquest instant preciós aprofita'l i gaudeix-ne,/ perquè la nostra vida no és res més que aquest instant.» Y también la conciencia crítica y desesperanzada del vanidad de vanidades del Eclesiastés: «L'estat del món i l'essència de la vida no són més/ que un instant d'imaginació i somni, engany i quimera.» Esta edición de los famosos Robaiyat de Khayyam contiene 157 cuartetas, que nos golpean con la belleza de sus imágenes, «el que hi ha al món no és sinó vent a les mans», y nos permiten zambullirnos de pleno en la mirada de Khayyam sobre la realidad, donde alternan el gozo y el placer, «sense el vi rosat no val la pena viure», con la desolación, «sempre que miro amb atenció el desert del no-res,/ hi veig els qui no han tornat i els qui ja han fugit.» Alejado de fanatismos, consciente del carácter efímero de la existencia, Khayyam nos desafía a hacer un ejercicio de sabiduría y de plenitud.