LEGADO POLÉMICO DE UN PENSADOR REACCIONARIO

El 'misterio Maurras'

Stéphane Giocanti y Jaume Vallcorba exponen las contradicciones y la intensa influencia en Catalunya del nacionalista y antisemita ideólogo de la Action Française

En su despacho 8 Charles Maurras, en los últimos años de su vida.

En su despacho 8 Charles Maurras, en los últimos años de su vida.

JOAN DANIEL BEZSONOFF

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Informar a los lectores obliga a veces a ejercicios de malabarismo intelectual. ¿Cómo se puede sintetizar la materia de una biografía tan rica, tan inteligente, humana y completa comoCharles Maurras, El caos y el orden (Acantilado), de Stéphane Giocanti, con prólogo de Jaume Vallcorba? En ella, manteniendo el equilibrio entre el análisis y la anécdota, la empatía y la crítica, el autor consigue hacernos más próxima la figura de Maurras (1868 - 1952).

Un gran crítico como Jean Paulhan escribió en 1932 que «un joven deseoso de orientarse políticamente no tenía más posible elección que entre Karl Marx y Charles Maurras». Sin disimular nada de los errores trágicos de Maurras, el biógrafo escribe páginas entrañables sobre el maestro, incluso conmovedoras, como el descubrimiento de su sordera. «Al día siguiente, en clase de matemáticas, se produce la catástrofe. Maurras sale a la pizarra, pero escribe cifras diferentes de las que se dictan: consternación en clase. De pronto comprende que en adelante se alzará uno muro entre el mundo y él».

Contradicciones

Maurras es un misterio, un nido de contradicciones. Durante toda su vida proclamó la excelsitud de la lengua occitana (la llamaba provenzal, como todo el mundo por aquel entonces) y escribió su obra casi únicamente en francés. Siempre celebró las virtudes de la acción y la noche del 6 de febrero de 1934, en la que unos disturbios amenazaron a la República, se quedó en casa escribiendo versos en provenzal. Pasó 50 años luchando contra la influencia germánica en el pensamiento, las artes y la política y fue condenado en 1945 por colaboracionismo. Denunció las influencias extranjeras y celebró el cosmopolitismo de Marsella enMarseille en Provence, unas páginas magníficas...

Ateo durante medio siglo, Maurras tenía un alma verdaderamente mística. Se reconcilió con la fe cristiana al final de su vida. «Turbadoras son sus últimas palabras, en perfecto alejandrino: 'Pour la première fois, j'entends quelqu'un venir' (Por primera vez, oigo a alguien venir)». Han silenciado su obra por antisemitismo mientras que los ultras de la colaboración le acusaban de filosemitismo. Rebatet acusaba a su antiguo maestro enLos escombros:«Maurras, está usted con los judíos, pese a las apariencias». Maurras conservará su prejuicio hostil hasta su muerte, a pesar de expresar después de la guerra su aflicción ante las deportaciones y las masacres, sin tener la impresión de contradecirse. Aquí radica el misterio de Maurras. Nunca entendió que su antisemitismo tradicional, muy alejado de los delirios nazis, facilitó el trabajo de Hitler contribuyendo a crear una atmósfera hostil a los judíos.

Desde hace unos meses, se organizan muchos coloquios en Catalunya, en Francia y el resto de Europa sobre la obra y el ideario de este pensador capital. EnNotre avant-guerre, sus memorias, Robert Brasillach, que fue discípulo de Maurras antes de convertirse en fascista, cita esta confidencia de su amigo Jaume Miravitlles. «Maurras es el francés que mejor ha entendido Catalunya». A ver si Catalunya entiende mejor a Maurras...