Cantante

Rufus Wainwright: "Es peor ser humilde que ambicioso"

Dos meses después de su paso por el Liceu, el autor de 'Going to a town' reordena su repertorio hoy en el Festival de Cap Roig.

«Es peor ser humilde que ambicioso»_MEDIA_1

«Es peor ser humilde que ambicioso»_MEDIA_1

JORDI BIANCIOTTO / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿El recital de Cap Roig se anuncia como «especial», con canciones del homenaje a Judy Garland. ¿Nos puede aclarar de qué va esto?

¿Estamos en verano y he preparado unos recitales un poco más alegres que los últimos. He introducido canciones del show de Judy Garland, que mezclaré con las de Songs for Lulu y otras. Será una actuación más positiva. Estaré yo solo con el piano.

¿Esas canciones las interpretó con una orquesta. ¿Entraba en sus planes abordarlas en solitario?

¿Son composiciones de los grandes autores americanos, George Gershwin, Harold Arlen... Canciones indestructibles; es imposible que suenen mal y funcionan al piano.

¿En el programa de sus homenajes a Garland había una foto que mostraba a su abuelo asistiendo al show de la cantante en el Carnegie Hall, en 1961. Abordar esas canciones, ¿es saldar una deuda familiar?

¿Sí, pero, sobre todo, es una oportunidad de interpretar grandes canciones del siglo XX, adaptar mi voz a ellas y aprender matices de interpretación y dicción. Como ir a un entrenador o a una clase de yoga. Las canto mejor ahora que al principio.

¿¿Cree que hay actualmente compositores a ese nivel?

¿Hay gente viva en la actualidad que ha hecho grandes canciones: Bob Dylan, Burt Bacharach, Elton John... Pero no sé qué canciones se están componiendo ahora mismo (ríe).

¿Tenemos al Rufus al compositor, el showman, el pianista, el cantautor folk... ¿De cuál se siente más cerca en este momento?

¿Últimamente del Rufus compositor a causa de mi ópera, Prima donna, que ahora se ha estrenado en Toronto y me ha dado mucho trabajo. Además, tras la muerte de mi madre, componer ha sido una especie de refugio, una huida; me ha permitido relajarme y ser yo mismo.

¿¿Hay una conexión emocional o estética entre Songs for Lulu y el repertorio de Judy Garland?¿Son trabajos bastante opuestos. Songs for Lulu fue muy desafiante para mí: los arreglos de piano, los textos, esas construcciones diría que góticas... Las canciones de Judy son algo distinto; han sido disfrutadas y comprendidas por millones de personas. Pero creo que esas diferencias hace que funcionen bien juntas.

¿La seriedad que imprimió a recitales recientes como el del Liceu, en cuya primera parte no se permitía aplaudir, ¿debíamos interpretarla literalmente o había algo de parodia?

¿No, era serio de verdad. Mi madre murió en enero, y salir a interpretar Songs for Lulu era mi forma de expresar mi dolor y mi tristeza. La segunda parte ya era otra cosa. Pero creo que, en la vida, es importante poder ser muy oscuro y serio en ocasiones.

¿Existe la idea un Rufus soberbio, habituado a que le loen todo el día.

¿Bueno, ¡no pienso impedir que sigan haciéndolo! (ríe) Pero mire, trabajo mucho más que cualquier otro músico que he conocido. Mencióneme otro artista que en un año haya hecho dos óperas, un disco y sin dejar de girar por todo el mundo.

¿Los halagos, ¿son peligrosos?

¿Ya he superado esa etapa. Una de las cosas que más odio es a los artistas que van diciendo que son gente normal, sin nada especial... Creo que es peor, más peligroso, ser humilde que ambicioso. ¡Mi música lo es!