El libro de la semana

Viajes al lado oscuro

Los cuentos del autor de 'Los restos del día' reúnen los rasgos que mejor definen el mundo interior de Kazuo Ishiguro. Este japonés de nacionalidad británica indaga en los estragos del tiempo sobre las ilusiones de sus criaturas, niega soluciones consoladoras y deja finales abiertos donde se intuye la desesperanza. Sutiles lazos, como la música, serpentean entre las cinco narraciones de 'Nocturnos'.

La música es el telón de fondo de 'Nocturnos', el primer libro de relatos de Kazuo Ishiguro

Venecia y su plaza de San Marcos son uno de los escenarios de los relatos que Ishiguro recoge en 'Nocturnos'.

Venecia y su plaza de San Marcos son uno de los escenarios de los relatos que Ishiguro recoge en 'Nocturnos'.

CARLOS Martínez Shaw

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Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) es uno de los más prestigiosos autores actuales en lengua inglesa. Sus obras pueden dividirse en dos tipos: aquellas que recrean de alguna manera el mundo japonés de su primera infancia (que por otra parte apenas conoció, ya que se trasladó a Inglaterra a los seis años) y aquellas que ya tienen como escenario esencial su país de residencia habitual. Entre las primeras destacan dos obras maestras de secreta pero deslumbrante belleza: Pálida luz de las colinas y Un artista del mundo flotante. Entre las segundas, Los restos del día, un auténtico éxito de público y de crítica, popularizada por su también excelente versión cinematográfica.

Ahora, tras unos años de espera, aparece Nocturnos, una primera colección de cuentos cuya característica más visible es la gran trabazón que existe entre todas sus piezas, tanto por el recurrente telón de fondo de la música (la ligera o la clásica) como por los sutiles lazos que serpentean entre las distintas situaciones e incluso por la presencia del mismo personaje en dos relatos.

PERDEDORES / Pero sobre todo, la unidad viene dada por la insistencia temática en el lado oscuro de la interpretación, en la decepción que abruma a los perdedores del negocio musical, a aquellos que no han logrado abrirse paso por la senda del éxito, a los que habrán de moverse en el espectáculo ofrecido a turistas indiferentes, a los que ya solo pueden contrastar el pasado brillante con el presente signado por el olvido, a los que se enfrentan a un futuro asediado por la incertidumbre.

A partir de aquí, sin embargo, cada narración tiene su propia vida. En la primera, El cantante melódico(tal vez la mejor del libro), una romántica serenata en Venecia puede ser una declaración de amor totalmente diferente de las que todo el mundo espera siempre. El segundo relato, Come rain or come shine, propone una sesión de humor negro a cargo de un personaje neurótico y sus pretendidos amigos. En la tercera, Malvern Hills, el paisaje de esta zona sirve de marco a la confrontación entre dos actitudes opuestas (resignada o combativa) ante la interpretación profesional de la música. El cuarto relato (que da título al volumen y el más extenso), cuenta la aventura de dos pacientes de una clínica de cirugía estética que desvela los tortuosos caminos por donde puede llegar el éxito en el show business. Y, finalmente, en Violonchelistas, la extraña relación entre dos amantes del chelo puede naufragar en el abismo de la mediocridad, que es el destino que rige la vida de los hombres en la desolada conclusión del autor.

ESCENARIO INTERNACIONAL / La colección reúne los rasgos que mejor y de modo más constante definen el mundo interior de Ishiguro. Aunque algo lejos de la magia de sus novelas de ambiente japonés, el escritor se abandona a la constatación de los estragos inexorables del tiempo sobre las precoces ilusiones de sus criaturas, deflacta a conciencia las expectativas generadas por una situación insólita o por un personaje nimbado de algún raro atractivo, se niega a ofrecernos, tras mantenernos en vilo, una solución consoladora, nos deja sumidos en la desazón de los finales abiertos aureolados de una intuida desesperanza... Todo ello dentro de un escenario internacional (de Venecia a Londres, de Londres a la campiña inglesa y de allí a Beverly Hills para acabar de nuevo en la plaza de San Marcos), que es (también) reflejo de los caminos que recorren los escritores famosos (como es su propio caso) en este mundo globalizado, donde las circunstancias sin duda han cambiado, pero donde los sentimientos profundos (aquí sobre todo el par contrapuesto de la ilusión y la frustración) siguen siendo patrimonio común de todo el género humano.