RENOVACIÓN

La colección de arte gótico del MNAC recupera su esplendor

Las salas que reúnen las obras del siglo XIII al XV estrenan cambios físicos y de discurso

En la sala dedicada a Dalmau, Huguet y los Vergós se ha retirado una estructura de pladur en forma de U y se ha ganado en amplitud y mejorado la visión de las obras.

En la sala dedicada a Dalmau, Huguet y los Vergós se ha retirado una estructura de pladur en forma de U y se ha ganado en amplitud y mejorado la visión de las obras.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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«Han salido los colores de las piezas y el gótico ha dejado de ser triste». La frase exclamada por Cristina Mendoza, subdirectora del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), ilustra perfectamente el cambio experimentado por la colección de arte gótico de la pinacoteca tras la remodelación –tanto de las instalaciones como del discurso expositivo– a la que ha sido sometida durante los últimos meses.

Con la nueva puesta en escena de las obras, a juicio de Mendoza, «el museo salda la deuda histórica que tenía con el gótico, una colección tan importante como la del románico, pero que con los años había pasado a ser el pariente pobre». Decadencia injustificada ya que la calidad de las piezas es excepcional y «no solo es la colección más importante de Catalunya sino también de España».

Los fondos de este periodo coinciden con la expansión de la Corona de Aragón –siglos XIII, XIV y XV– y expresan la importancia de esa área en la Europa medieval. El nuevo discurso expositivo, que reúne 289 piezas entre pintura, escultura y orfebrería, pretende reforzar la secuencia histórico-artística protagonizada por el arte catalán y el de los restantes territorios de la Corona. Para ello se han suprimido ámbitos temáticos –como los dedicados a los mecenas o al arte funerario– que rompían el relato. Y se ha cuidado especialmente la presentación de la pintura valenciana y aragonesa, de esta última se han recuperado siete piezas de las reservas, entre ellas dos tablas de un retablo dedicado a San Bartolomé, durante muchos años atribuidas erróneamente a Jaume Huguet.

La propuesta también incide en la selección. Menos obras (se han retirado un 22% de las piezas), pero mejor presentadas: iluminación personalizada y jerarquización. Es decir, las piezas fundamentales, las que articulan el discurso, se han situado en los lugares más estratégicos. Así, elRetablo de Santa Bárbara, de Gonçal Peris, ha pasado del pasillo a una pared noble, y laMare de Déu dels consellers, de Lluís Dalmau, tiene un muro para él solo.

Además, la nueva selección recoge los resultados de investigaciones internas y externas como nuevas atribuciones de obras. Y una cesión por parte de la Generalitat:Sant Jordi matant el drac, una escultura de plata que es uno de los máximos exponentes de la orfebrería gótica catalana. El resultado de todos los cambios «es una colección más lograda y una estética más agradable para el visitante», afirma Rafael Cornudella, responsable del área de gótico.

AZUL ULTRAMAR / Pero para conseguirlo también han sido importantes las mejoras en las instalaciones y en las paredes divisorias, siempre respetando el diseño arquitectónico de Gae Aulenti, y, sobre todo, el cambio más radical: la iluminación, cuyo sistema se ha invertido. Ha pasado de una luz directa e intensa hacia el techo a una luz ambiental tenue y con focos que apuntan directamente a las obras. El efecto, además de una atmósfera relajada y un apreciable ahorro energético, es que ahora se puede apreciar toda la riqueza cromática de las piezas o casi toda, ya que una de las características del gótico catalán es que los artistas no usaban el azul ultramar, el único pigmento de este color que se mantiene con el paso del tiempo, de manera que los azules de muchas obras han degradado hacia negro.