VELADAS LÍRICAS EN EL CORAZÓN DE LA CIUDAD

Perviven en Barcelona algunos locales que organizan recitales de poesía con voluntarismo y sin subvenciones

El ayuntamiento mantiene congeladas las actividades de L'Horiginal

Creatividad poética entre copas. Ferran García y Josep Pedrals, responsables del ciclo del L'Horiginal.

Creatividad poética entre copas. Ferran García y Josep Pedrals, responsables del ciclo del L'Horiginal.

OLGA
Merino

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Algunos bares de Barcelona aspiran a algo más que servir tapas de corcho a los guiris y organizan asiduamente recitales de poesía con voluntarismo y sin más extra que las consumiciones. Y eso que los tiempos contradicen a la lírica. Aunque son varios los establecimientos que congregan a la bohemia, esta crónica debe ceñirse solo a dos: el Nostromo (Ripoll, 16) y L’Horiginal (Ferlandina, 29). Cuando el paseante penetra en la madriguera poética de ambos locales, le atrapa la sensación de encontrarse en alguno de aquellos tugurios clandestinos que funcionaron en Estados Unidos durante la ley seca, losspeakeasy. Nada más equivocado: en sendas cantinas el súmmum de la transgresión es tomarse una cerveza escuchando versos.

Cecilio Pineda es el jefe de máquinas del Nostromo, una taberna que tomó prestado el nombre de la novela homónima de Joseph Conrad, esa que transcurre en un país imaginario de América Latina llamado Costaguana. Pineda, autor de dos novelas y un par de poemarios –«canciones burlescas, chascarrillos satíricos», dice él–, fue capitán de la Marina Mercante, y como suele suceder con las gentes de mar, afloran puertos lejanos y el recuerdo de alguna mulata en su conversación. Desde hace tres años, el Nostromo acoge el último miércoles de cada mes, a las siete y media de la tarde, un recital de cuya coordinación se encargan los poetas Agustín Calvo Galán y Goya Gutiérrez, directora también de la revista literariaAlga. Durante la última sesión, el miércoles del pinchazo del Barça contra el Inter, el llenazo fue considerable. Parece que fútbol y poesía no se usurpan clientela.

Veterano café literario

La de L’Horiginal, justo enfrente del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba), es quizá la más veterana de cuantassoiréespoéticas se celebran en la ciudad, sin subvención alguna y con una trayectoria de asombrosa continuidad. Todos los miércoles, de todas las semanas, de los últimos nueve años. Este café literario nació con la voluntad de impulsar proyectos que dinamizaran la vida cultural del Raval, y desde el 2001 acoge un ciclo poético cuyo espíritu vanguardista y cañero se insinúa ya desde el mismo título: ORINAL (Obrador de Recitacions I Noves Actituds Literàries).

Los responsables del invento son el poeta y recitador Josep Pedrals y el escultor Ferran García. «Loslletraferitsacuden para encontrarse, conversar y establecer contactos. Estas veladas se han convertido en un espacio para urdir conspiraciones creativas», dice García. Durante la última década han recalado en L’Horiginal desde poetas consagrados, como Enric Cassases, hasta novísimos rapsodas; desde organismos como la Institució de les Lletres Catalanes, hasta editoriales que aún caminan a gatas. El pasado mes de marzo, sin embargo, el ayuntamiento puso la tertulia de L’Horiginal en cuarentena. Clausurada hasta nuevo aviso. El problema surgió a raíz de que el propietario aprovechara la disponibilidad de un local anexo, en la calle Joaquim Costa, para destinarlo a las actividades culturales, cuando la licencia no lo permite. De ponerme a explicar el lío burocrático, me comería todas las líneas y seguiría sin aclararlo. «Nos cuesta comprender por qué no podemos continuar con nuestro ciclo poético mientras los técnicos municipales deliberan –sugiere Pedrals–. Los horarios son racionales, no hacemos ruido ni molestamos a los vecinos».

Ahora, los poetas de L’Horiginal viven de prestado, de mano en mano como la falsa moneda y han tenido que arrastrar sus bártulos y recitales hasta otros locales del Raval, como Almazen y Mailuna. Sería deseable que el embrollo se desentrañara. Y cuanto antes mejor. Resulta un tanto extraño que Barcelona presuma de moderna y rebelde, mientras pone palos en las ruedas de las mentes más creativas.