tú y yo somos tres

La amarga noche de 'la niña de Shrek'

Silvia Abril, como 'La niña de Shrek' en 'Buenafuente' (La Sexta).

Silvia Abril, como 'La niña de Shrek' en 'Buenafuente' (La Sexta).

Ferran Monegal

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Desballestada, triste y con la mirada perdida apareció la pasada madrugada la niña de Shrek en el plató de Buenafuente (La Sexta). Iba enjalbegada con los colores azulgranas. Toda ella azulgrana. Hasta con una trompeta azulgrana. Y su desolación era sobrecogedora. La había mandado su jefe previamente a la fuente de Canaletes. Allí nos la encuadró el realizador, primero un plano corto, de su cara, de su rostro, y luego fueron abriendo el encuadre y vimos que la criatura estaba sola, completamente sola, patéticamente sola, en mitad de la nada, en medio de la mudez excepcional de esa noche en la Rambla de Barcelona. De regreso al plató, arrastrando los pies, sin nada que celebrar, ni la más mínima alegría en su rostro, esta niña de Shrek nos transmitió una desolación sobrecogedora, como aquella pobre Giulietta Masina de Las noches de Cabiria, que andaba perdida por las colinas de Roma, cabizbaja, porque un canalla desalmado le había golpeado cruelmente el corazón. ¡Ah! Qué gran interpretación de Silvia Abril en su papel de niña desfondada. La fealdad de su rostro, admirablemente trabajado por los servicios de caracterización del programa, no era risa lo que nos produjo esa noche. Era solidaridad en el infortunio más demoledor. Resumió esa niña de Shrek en un momento el golpe de péndulo de la gloriosa crueldad balompédica. Habíamos visto en TV-3 la excitación del avant-match, cuando todo era alegría e ilusión. Al grito de «¡Ha començat l’operació remuntada!» las escuadras del área de Esports de la teva hasta fletaron un helicóptero para que las cámaras siguieran el autocar de los gladiadores en su trayecto del hotel hasta el césped. Y luego vino lo que vino. Y al concluir el post-match, un compungido Xavi Valls acabó diciendo: «Disculpen el tono de este programa. Quizá no haya sido el adecuado. Es que estamos un poco... desinflats». Sí señor, deshinchados como la niña de Shrek. Pero alguien gritó entonces, creo que Bernat Soler«No pasa nada, queda la Liga, ¡y el Barça la puede ganar!». ¡Ah! Qué repunte de ilusión. Recuerdo que cuando yo iba al colegio, las tardes que nos quedábamos sin merienda, siempre había un alma caritativa que decía: «Niños, niños, ¡después de cenar, hay flan de postre!». Y se nos volvía a dibujar una ingenua, infantil, sonrisa en el rostro.