PERSONAJE

Ocaña, el primer 'performer' de la historia

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La imagen de Ocaña (1947-1983) –un emigrante andaluz que escandaliza paseándose vestido de mujer por la Rambla en la década de los 70– forma parte del imaginario colectivo de la ciudad de Barcelona y por extensión de la Rambla. Y esos paseos, junto con sus otras acciones públicas, sus actuaciones lúdicas y su activismo político lo convirtieron, sin él saberlo, en el «primerperformerde la historia», explica Pedro G. Romero, comisario deOcaña 1973-1983. La muestra, en un intento de definir de forma clara su discurso expositivo, lleva por subtítuloAccions, actuacions, activismey, obviamente, focaliza su objetivo en la vida pública de este singular personaje y sus intervenciones operformances, lo que Romero llama «su mediatización», aunque no se olvida de su parte artística más conocida: la pintura popular y las esculturas en papel maché.

La exposición, ordenada cronológica y temáticamente, arranca con la llegada de Ocaña a Barcelona y la construcción de su propio personaje y acaba con su muerte prematura provocada por las complicaciones derivadas de las quemadas sufridas al incendiarse uno de sus disfraces. En medio hay espacio para susperformancesmás reconocidas durante la década que va de 1973 a 1983, como su intervención fuera de programa en las Jornadas Libertarias, que acabó con escándalo por las referencias sexuales –felaciones incluidas– del espectáculo; su actuación, en 1977, en el primer Canet-rock, intervención que Ocaña recordaba como «su primer número»; y su protagonismo en las manifestaciones reivindicativas de gais y lesbianas.

Todo ello se muestra a partir de obras del propio artista –acuarelas, óleos y otros objetos– y a través de 200 fotografías de la que él es protagonista tomadas por autores como América Sánchez, Toni Catany, Eduard Omedes y Ros Ribas, entre otros. Además de fragmentos de películas realizadas por Manuel Huerga, Ventura Pons, Jesús Garay y Juan José Moreno.

Lo más dificil ha sido «rescatar al personaje de su propia leyenda», concluye Romero.