tú y yo somos tres

Usan a Mas para arrear a Terribas

Ferran Monegal

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El gran suceso mediático de este fin de semana ha sido la presencia de Artur Mas en La noria (T-5). Ayer, en las páginas de política de este diario, el evento ya fue analizado por el compañero Juan Ruiz Sierra. Vayamos ahora, desde las páginas de televisión, a señalar la pimienta televisiva de este encuentro, que la habido y muy picante. Me refiero a ese momento en que Jordi González, a la vuelta de un corte publicitario, advirtió: «Quiero que el señor Mas escuche unas críticas muy cercanas que ha recibido desde su tierra, Catalunya, de una compañera mía, la directora de TV-3, Mònica Terribas». Y entonces le pasaron a Mas, y a todos nosotros, ese instante que ocurrió en Els matins de TV-3, el pasado día 8, cuando Josep Cuní entrevistó a Mònica Terribas y ella advertía cómo funciona La noria, recordando lo que ocurrió en julio con Montilla: que sin manías de ningún tipo ni respeto institucional interrumpieron al president dejándole colgado del teléfono durante más de siete minutos, porque habían ido a los anuncios. Aquí lo resaltable es la maniobra de Jordi González y de Tele 5: intentaron venderle a Mas que Terribas se metió con él, rotulando incluso ese corte que pasaron de Els matins con la leyenda: «La directora de TV-3 critica la entrevista de Artur Mas en La noria». ¡Ah! Qué estrategia más hermosa si no fuera una trampa absoluta. Lo que criticó la directora de TV-3 fue a La noria y su falta de escrúpulos, que es otra cosa distinta.

En vista de que Mas, con buen criterio, no dijo ni una palabra ante el corte que le pasaron -porque, efectivamente, no era una crítica hacia él, sino hacia Tele 5-, Jordi González buscó petróleo en otro sitio. Fue cuando preguntó al político: «Dígame: ¿cuánta gente le ha dicho en Barcelona que no venga a este programa?». «Lo único que me han dicho algunos es: ¡que te vaya bien!», contestó Mas con naturalidad. Y, claro, viendo Jordi que no había manera de transformar La noria en una víctima, se sacó de la manga este silogismo, que es de antología. Dijo: «Seguro que usted piensa que tiene la misma calidad el voto de un espectador de La noria que uno del ¡Bon dia, Catalunya! En democracia eso es así, ¿verdad?». ¡Ahh! En ese momento oímos un ¡patapam! en casa y era el canario flauta Papitu que, de la impresión, se había caído del columpio. ¡Sois la pera, amiguitos de Tele 5! Por cierto, queridísimo Jordi, desde abril del 2004 el ¡Bon dia, Cata-

lunya! ya no existe.