TÚ Y YO SOMOS TRES

La tele no salva matrimonios, los hunde

Ferran MONEGAL

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Nos hemos puesto en casa a mirar este nuevo programa que se llama Intercambio consentido, y había momentos en que en lugar de estar en A-3 TV parecía que estábamos en Tele 5.  Se trata de un docurreality, con importantes dosis de astracanada y de comedia, en el que han seleccionado a ocho matrimonios que están al borde de la ruptura. Pongamos una selección de delicadas frases que entre los cónyugues se dedican: «Te vas a tomar por el culo / Me das asco / Te las piras / No quiero a esa tía a mi lado porque solo atrae a los salidos y cositas así, la mar de entretenidas. El gancho del programa consiste en intentar reconstruir sus matrimonios a base de un pintoresco sistema: intercambiarles las parejas. Las esposas de unos y los maridos de las otras se aparean al azar y se ponen a vivir 15 días juntos. «Baño, cama, vida e intimidad... ¡Todo compartido!» nos decían con gran excitación los constructores de este ingenio. Y uno de los momentos que la audiencia esperaba con mayor morbo fue cuando, por la noche, las dos desconocidas criaturas se metieron en la camita.

Es precisamente en ese instante cuando se notó que estábamos en A-3: no pasó nada en absoluto. Dormían como angelitos. Ni se rozaron. Ponían incluso almohadones, en plan muralla china, dividiendo en dos zonas la cama de matrimonio. Lo máximo que se escuchó fueron ronquidos. ¡Ahh! Si estuviesemos en T-5 montarían una ratomaquia de edredonings enseguida, y veríamos fornicar como conejos a los dos desconocidos. Y convocarían a sus respectivas parejas y les harían la canallada de hacerles mirar por el ojo de la cerradura para que quedasen completamente humilladas, abochornadas y con una vergüenza infinita. Este negocio televisivo funciona así. Es raro que A-3 se haya metido en ese terreno. No es su registro. Por eso se han quedado en un triste 10,1% de cuota de pantalla. Francamente, a este intercambio de parejas no le veo futuro.

EL PEDO INDECISO .– Contó ayer Karlos Arguiñano, mientras preparaba un cocido de garbanzos con espinacas, que en cierta ocasión un sabio doctor le dijo a un imbécil que quería tomarle el pelo: «Tú lo que tienes es  un  pedo indeciso. Tu cara es tan parecida a tu culo, que el pedo no sabe por dónde salir». ¡Ahh! Viendo según qué tertulias políticas, se nota que los pedos indecisos abundan.