TÚ Y YO SOMOS TRES

Sin debate pero con guerra en diferido

Ferran MONEGAL

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Permítanme que recuerde hoy, torpemente, aquellos versos de León Felipe¡Qué làstima!, qué lástima que no haya habido un debate entre Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría. Pablo CasadoSoraya Sáenz de SantamaríaUn debate a la usanza de Tele 5, un debate tipo Supervivientes, La isla de los mosquitos. Un debate moderado por Jorge Javier Vázquez con ambos políticos en el Caribe, en alguna hermosa playa de bahía Cochinos. ¡Ah! Sería un show televisivo de primera categoría. Ha habido, eso sí, debates entre ellos, por separado, en diferido, como dos strangers in paradise, mordiéndose a distancia, pero evitando el cuerpo a cuerpo y el clinch.

Las pocas veces que se han encontrado estos días ha sido un paripé, una comedia, un teatrillo. Delante de las cámaras hasta se han besado en la mejilla como dos entrañables compañeros de partido. Ahora Pedro Piqueras les ha invitado a su informativo (T-5) en noches sucesivas. Primero ella. Luego él. A mi juicio, la mejor pregunta que Pedro le hizo a Soraya fue: «Si Rajoy hubiese aceptado dimitir, ahora no estarían ustedes en esta situación, su partido seguiría en el poder y probablemente usted sería Presidenta del Gobierno, aunque fuera de forma transitoria. ¿Por qué no dimitió Rajoy?». Y Soraya se fue por los cerros de Úbeda. ¡Ah! La pregunta sigue sin ser contestada. Es de alta política. ¿Por qué no dimitió Rajoy? ¿Qué pasó aquella tarde en el restaurante, encerrado durante ocho horas seguidas con su sanedrín? ¿Se recibió una llamada internacional, inapelable, como algún analista intuye? No sé si algún día sabremos lo que ocurrio en aquella acreditada casa de comidas.

La noche siguiente, Piqueras le preguntó a Casado, mientras le ponía en el vídeo, con retranca, imágenes de Aznar«¿Usted es la derecha y ella es el centro?». Y él tampoco respondió. Se dedicó a seguir practicando  la guerrita en diferido, aludiendo a lo que había dicho Soraya de él («Tendrá que explicar sus apoyos, FAES, Aznar, Cifuentes, Aguirre...») y contestándole a distancia: «Declaración poco afortunada. Es como si yo le preguntase por qué a ella le apoya Zapatero, que es un apoyo bastante menos presentable».

¡Ahh!  Cuenta León Felipe en Qué lástima que una vez vio la cara de una niña pegada al cristal de su ventana. La niña estaba triste. El sábado uno de los dos se quedará también con la cara pegada al cristal de la ventana. Mirando, triste, a los que ríen.