Actriz

«Series como 'Amar...' ayudan a entender nuestro presente»

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MARISA DE DIOS
BARCELONA

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Amar es para siempre (Antena 3 TV, 16.30) acaba de recuperar a la luchadora Sole, un personaje ya conocido por la audiencia que seguía la serie cuando se emitía en TVE-1. La actriz que le da vida, Ana Villa (Oviedo, 1973), ya participó nada menos que en 850 capítulos de la longeva ficción de época. Ahora, ha reaparecido para ayudar a su amiga Manolita a encontrar a Daniel.

-¿Sabía que iba a volver a la serie cuando se fue, hace unos tres años y medio?

-No lo sabía, pero mi personaje había quedado abierto y creo que lo hicieron así para que pudiera volver. Sole no moría, así que mientras hay vida, hay esperanza en una serie diaria... (Ríe).

-En su anterior etapa los guionistas hicieron sufrir mucho a Sole: afrontó la enfermedad de su marido, emigró a Alemania, fue criticada por su relación con el cura... Y ahora ha enviudado. ¿Todo esto ha hecho que vayamos a ver a una Sole más fuerte?

-Creo que sí, aunque no ha perdido los principios que ya tenía. Lo pasó mal, pero salió de todas. Y ahora tiene que ser incluso más fuerte para sacar adelante a sus hijos.

-Para el casting de Sole se presentó vestida de los años 40.

-Sí, y ni siquiera me presentaba para ese personaje. En aquella época vivía en Puente de Vallecas, en Madrid, y mis vecinas, que tenían setenta y pico años, me fueron asesorando. Incluso me enseñaban sus cartillas de racionamiento.

-Sin duda impactaría en el casting.

-Todas las demás chicas iban en vaqueros. Creo que les hice gracia y me volvieron a llamar para otro personaje, para el de Sole, que iba a durar 60 capítulos. ¡Porque se suicidaba!

-Pero no murió.

-Al final decidieron que el que moría iba a ser mi hermano en la ficción. Pensaron que era más interesante que Sole se quedara a cargo del negocio familiar. Y de 60 capítulos que iba a hacer, ¡hice 850!

-Su personaje es una emprendedora. No había muchas mujeres entonces que regentaran negocios.

-Me pareció muy buena decisión porque cuando entré en Amar... era el año 1948 y había cantidad de cosas que una mujer no podía hacer sola, como tener un negocio. Tenía que firmar los papeles también tu hermano, tu padre o tu marido.

-Ahora la serie ha llegado a los años 60. Habrá notado el cambio.

-Sí, España empezaba a despegar un poco. Cuando ves la serie, ves que la gente va al cine, que tienen más dinero, que algunas mujeres empiezan a ir a la universidad...

-Los únicos que sobreviven desde el principio en Amar... son los del Asturiano: Manolita, Marcelino y Pelayo. ¿No dan envidia?

-Es complicado, porque tiene su doble cara. Desde fuera se ve muy bonito, pero una serie diaria te chupa la vida. Estás desde las seis de la mañana a las seis de la tarde y después, a estudiar las secuencias del día siguiente. Es un trabajo maravilloso, pero muy absorbente.

-Pero ¿no es ahora la televisión el trabajo más estable que puede encontrar  un actor?

-Excepto casos como Imanol Arias y Ana Duato, los tres de Amar... y pocos más, no es que sea tan estable. Sí que te da más dinero que el teatro, y mucha proyección, pero también está difícil. Hubo un momento de parón que no estaba muy claro si se iba a poder seguir haciendo ficción en televisión, aunque ahora parece que se está volviendo a despegar.

-Usted estuvo en la serie La República, cuya segunda temporada está rodada desde hace tiempo, pero TVE-1 todavía no la ha emitido. ¿Los actores están decepcionados?

-Al fin y al cabo, es dinero público que se ha puesto en producciones de calidad y la gente tiene el derecho a saber qué se ha hecho con su dinero. Tampoco es una serie tendenciosa. Por ejemplo, mi personaje era de derechas y creo que era muy querido. Sí que hablaba de política, pero contaban un poco qué pasó, que aquello era un caos y que todo el mundo estaba enfrentado.

SEnDAmar... también refleja nuestro pasado.

-Amar... y Cuéntame... están siendo emblemáticas y la gente las sigue porque es importante conocer el pasado para entender el presente. Tenemos una historia muy revuelta.

SEnDÁguila Roja e Isabel estuvieron paradas y al final se emitieron.

-Sí, pero de La República ni se habla.